SEBASTIAN EL ESCULTOR MEXICANO, HOY 16 DE NOVIEMBRE CUMPLE AÑOS
CULTURA SOBRE RUEDAS
Hoy 16 de noviembre Sebastian, el escultor mexicano más célebre en el mundo, cumple 75 años
Sebastian es sin duda un gran creador mexicano que trabaja todos los días de su vida. Hoy cumple 75 años y la comunidad cultural y artística de México y el mundo lo celebran.
Sebastian es su nombre y Escultor su apellido. Así decidió llamarse Enrique Carbajal hace ya más de cinco décadas. Nació el 16 de noviembre de 1947 en Santa Rosalía Camargo, Chihuahua. Sabía que quería ser artista desde que era un niño, estudió para maestro en su ciudad natal, de la que salió a los 16 años para migrar a la Ciudad de México y realizar estudios profesionales en 1965 cuando ingresó a la Academia de San Carlos.
Venía de una familia muy pobre. Su madre, Soledad Carbajal González, fue una costurera que le enseñó el ímpetu por el trabajo: «Era una mujer muy sensible, y con una intuición asombrosa para el arte, por las cosas creativas; no tenía una gran cultura pero sí mucha percepción.
Me hizo amar lo plástico, me enseñó a pintar flores en vidrio al óleo, a preparar lienzos para pintar, el gusto por la acuarela y el óleo. Ella me habló por primera vez de la Venus de Milo, a su corta manera me contó de los griegos y me hizo una introducción maravillosa de Leonardo da Vinci, Alberto Durero, Miguel Ángel y Donatello, que eran claves del Renacimiento italiano.
¿Dónde las aprendió? No lo sé, pero me decía cuentos maravillosos, y me hizo amar la arquitectura, la pintura y la escultura. Me acuerdo que me decía Enriqueiros porque Siqueiros era de Camargo, y ella soñaba con que yo fuera también un gran artista de nuestra ciudad».
Sebastian tuvo dos hermanos mayores, que le llevaban más de 10 años: Raymundo, un comerciante de abarrotes que le enseñó la vagancia y tirar con la resortera y la pistola, y Ramón, un maestro de primaria rural que hizo el papel de padre, quien le dio una formación de izquierda.
«No teníamos ni un centavo, éramos muy pobres, pero con una dignidad y con una educación sólida. Fue fundamental lo que me enseñó mi madre. Llegué a dormir en las calles, en las bancas de la Alameda, pero la voluntad y el recuerdo de lo que mi mamá me puso en la mente y el corazón, me hizo salir adelante.
Me dije: yo vengo a ser el gran artista, traía mucha vitalidad de llegar, así que resistí moral, física y económicamente. Poco a poco fui armando todo para llegar a ser el escultor que soy».
Entró en la Academia de San Carlos, donde se dio cuenta de su interés por la escultura: «Fue mi casa gracias a la complicidad del conserje que me permitía quedarme a dormir pues no tenía dinero para pagar un cuarto.
Para costear mis estudios trabajé en lo que pude: lavando platos, tocando el güiro en los camiones de pasajeros o ayudando en sus estudios a mis compañeros. Pronto ganó el primer lugar en la Exposición Anual de 1965 de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM.
Con más de cincuenta y cinco años de trabajo constante como creador su producción abarca escultura, pintura, gráfica, escenografía, diseño industrial, de mobiliario y de moda, joyería e incluso arquitectura, pero su mayor reconocimiento está en sus piezas urbanas monumentales.
Ha recibido seis doctorados Honoris Causa de universidades nacionales y extranjeras como The City College of New York en 2008 y la Universidad Nacional Autónoma Metropolitana (UAM) en 2011, por destacar algunas. En 1983 recibió de parte de la UNAM una Medalla por su participación en la creación del Centro del Espacio Escultórico en Ciudad Universitaria.
En 1988 la Dirección General de Desarrollo Social del Gobierno del Estado y el H. Ayuntamiento de Camargo, le rindieron un reconocimiento y fue nombrado «Hijo Predilecto de Camargo».
Cuenta con numerosos reconocimientos internacionales; es, entre otros nombramientos académicos, es miembro del World Arts Forum Concil con sede en Ginebra; miembro Honorario de la Real Academia de las Artes Visuales de la Haya, Holanda; El 4 de junio de 1987 ingresó como académico de Número de la Academia de Artes de México; investigador de tiempo completo de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Imparte cursos y cátedras en diversas Instituciones de Educación Superior en México, Estados Unidos y América Latina.
Entre sus numerosas esculturas monumentales urbanas en México, destaca su creación más popular: «Cabeza de Caballo», conocida ya popularmente como El Caballito de Sebastian, ubicada en el corazón de la Ciudad de México, en Paseo de la Reforma esquina con Bucareli. En Ciudad Universitaria, UNAM, «Los Caminos de la Justicia hacía el siglo XXII». Y en el municipio de Nezahualcóyotl, en el Estado de México, su «Coyote en Ayuno», una pieza de hierro de 40 metros de altura, 50 metros de base y casi 300 toneladas de peso.
En otras regiones de nuestro país existen obras emblemáticas monumentales de Sebastian: en Chihuahua, su tierra natal, está la «Puerta de Chihuahua» escultura monumental icónica del sur de su estado que alcanza los de 40 metros de altura, además de «La Puerta del Sol» y «El Árbol de la Vida». En la capital de Nuevo León se encuentran «La Puerta de Monterrey» y «La Fuente de los Lirios».
En Jalisco «Los Arcos del Tercer Milenio». En Colima el «Pez Vela». En Xalapa «Araucaria». En Ciudad Victoria, Tamaulipas, «Águila del Bicentenario». En Ciudad Juárez la X de México.
Ha expuesto más de 200 veces su obra de manera individual en el mundo, tanto en pequeño y medio formato como exhibiciones urbanas de grandes dimensiones en Francia, España, Alemania, Italia, Egipto, Jerusalén, Perú, Argentina, Japón, Estados Unidos o México; es el único artista en ser reconocido más de cinco veces en certámenes en Osaka, Japón, donde se encuentra su escultura monumental Esfera Vida, que se ubica en las oficinas del transporte público de esa ciudad, y sirve como símbolo del movimiento para la urbe.
En 1993 ganó el concurso para crear la escultura monumental urbana, símbolo de la Ciudad de Sakai, en dónde está su escultura Arco Fénix, obra de 18 metros de altura, que simboliza los múltiples renacimientos históricos de éste pueblo; en 1995, ganó el concurso para otra ciudad japonesa, Kadoma, con la creación de la obra Tsuru de 20 metros de altura, que en su lenguaje es la abstracción de una garza y el primer hai-ku escultórico; en 2002 su escultura «Arco de la Paz» obtuvo el premio de excelencia en el Simposio y exhibición internacional de escultura Urbana en la Ciudad de Beijing, China. En el mundo oriental su impacto ha sido definitivo.
En el mundo islámico se puede apreciar su obra en el Palacio de la Ópera y en el Museo de la Cerámica en el Cairo, Egipto, donde expuso su obra como invitado de Honor en la Trienal de 1994, país que visitó dos años después como invitado especial del Simposio de Escultores de Aswán, y participó con «Horus» una obra realizada en granito para un jardín escultórico que se yergue sobre las riberas del Nilo.
Varias ciudades en el continente Americano poseen obras monumentales suyas como: Georgetown, Albuquerque, Denver, Englewood, Minnesota, Nueva York y San Antonio; lo mismo en Montreal y en Vancouver en Canadá, que en La Habana, Montevideo, Buenos Aires, Brasilia, Belmopan y Bogotá, entre otras.
En Europa tiene esculturas monumentales en Irlanda, Suiza, Islandia, Portugal, Noruega, Alemania, Venecia, y en España ha quedado de modo permanente en la ciudad de Toledo, su obra «Quijote».
En las Artes Escénicas ha participado en espectáculos multidisciplinarios tanto en concepto, vestuario y escenografía para obras como Neomilenio con el Teatro del Espacio, en coordinación con Michel Descombey para el Festival del Centro Histórico; en puestas operísticas como Carmen, de Bizet y Tata Vasco de Bernal Jiménez; teatrales como Nen la Inútil de Ignacio Solares y musicales como Día de Muertos con Jorge Reyes para quien diseñó algunos instrumentos escultóricos.
En el diseño de moda sus vestidos han desfilado en el prestigioso espacio Pierre Cardin de París. Y en la arquitectura diseñó un edificio para la Universidad Autónoma del Estado de México, que es un Centro de Innovación y Transferencia de Tecnología.
En nuestro país en 2015 obtuvo el Premio Nacional de las Artes en 2015; y posee una carrera artística que lo ha llevado a ser el escultor mexicano de mayor presencia internacional en la actualidad.
«Ahora admiró mucho a ese adolescente que me trajo hasta aquí y que ya se convirtió en Sebastian, admiro la fortaleza, la vocación inquebrantable, y su pensamiento en el que estaba cierto de que solo la muerte lo podía detener; cualquier otra adversidad no fue un problema.
Ahora festejo los logros, y lo que llaman fracaso lo miro como experiencias que marcan y forman, que hacen que vayas más adelante y no como una perdida», afirma.
Sebastian es inventor de un lenguaje propio inspirado en la geometría, la matemática y la física cuántica; fusión entre ciencia, tecnología y arte.
En la década de los sesenta inició el desarrollo de un lenguaje escultórico de característica constructiva; la creación de sus estructuras Transformables, obras de interacción Leonardo4, Durero4 y Brancusi4 constituyen un ejemplo excepcional de un arte en el cual la participación del espectador es sustancial.
Es creador de proyectos conceptuales de fundamentos teórico-plástico y plástico-científico en los cuáles la inquietud por el espacio tiempo es una constante en la que continúa innovando.
«El nombre de Sebastian nació de varias coincidencias. En mis clases en San Carlos, un día me quedé dormido mientras el profesor Alberto de la Vega daba su lección; no me iba bien en ese tiempo, no tenía para comer y dormía poco.
Estaba muy demacrado, y entonces dijo que yo era como el Sebastian, de Boticcelli, y pidió a los alumnos que me dibujaran. Como un año después el poeta Carlos Pellicer me dijo: ‘Usted se escapó del cuadro de San Sebastian de Boticcelli’. Luego una crítica escribió un texto sobre mí relacionándome con el San Sebastian de Andrea Mantegna. Pensé: si el santo me persigue, vamos a ver por qué.
Sería el año de 1967 o 68, analicé y me di cuenta de que esa imagen es un gran ícono por la cantidad de carga que tiene; luego desde el punto de vista de mercadotecnia el nombre era absolutamente funcional porque es un tipográficamente muy balanceado, perfecto en su proporción, suena bien, se pronuncia casi igual en diferentes idiomas -por eso no le pongo acento- y todo el mundo lo recuerda.
Además pensé que también podía funcionar comercialmente. Así que en las últimas décadas le añadí el Escultor como apellido».
En New York, Sebastián recibió la distinción por «el desarrollo de aplicaciones matemáticas en la evolución de su lenguaje plástico, en el cual logra formas de enorme precisión, complejidad conceptual y originalidad geométrica» dijo el jurado.
Y él añade: «Todos estos años he estado pensando más a fondo en una geometría profunda para concebir mi obra, he estudiado a muchos matemáticos que me apasionan como Bernhard Rieman, y con lo hiperbólico desde el punto de vista de los modelos matemáticos pensados para hacer modelos escultóricos.
Me metí hasta la geometría cuántica y hace dos años trabajé una serie de esferas cuánticas que resultó en una exposición muy sólida y fuerte en su concepto en la que he decidido ir mostrando el trabajo de mis investigaciones. Ahora brinco de lo cuántico otra vez a la teoría de nudos, aunque todo tiene que ver con la misma esencia geométrica, y entro de lleno a la biología molecular, a la física cuántica hasta lo más actual que es la teoría M o la teoría de las supercuerdas.
Conociendo a fondo todas esas emociones matemáticas entré a evocarlas en el sentido escultórico, a hacer los modelos matemáticos transportables a una expresión escultórica».
«No soy ni matemático, ni geómetra, ni científico, pero entro en comunicación y en compresión con estos matemáticos que son los que descubren los pulsares, los hoyos negros; es maravilloso hablar con gente de ese pensamiento.
Aprendo mucho y todo lo transformo y lo convierto en una visión espacial escultórica», agrega.
—Muchas veces hablas del efecto poético. ¿El efecto poético siempre ha estado en las obras de Sebastian?
—Lo que pasa es que en toda obra escultórica, pictórica, en toda obra de arte, hay un balance extraordinario, entre lo racional y lo sensible y dentro de lo sensible hay siempre eso.
Mi obra tiene una carga con medios científicos para llegar al fin plástico, pero no solo es eso, tiene topología, matemáticas, geometría, este cristalografía en el sentido de los transformables, pero luego tiene el sentimiento poético, el feeling que el artista le da para que eso se convierta en un objeto de arte y sensible para los demás, atractivo y con un goce, o para un goce estético.
Depende de la capacidad, de la calidad de cada artista, pero cuando es una obra de arte verdadera esta muy balanceado todo, es un poema, es poética, es sensible, es sensual, es erótico tiene muchas cualidades intrínseca, todo contenido ahí en la expresión, pero esa es una cualidad de la obra de arte.
«La sensualidad es vital siempre está en todo, es naturaleza, no debe desligarse de una función cuántica que no sea o no llegue a ser sensible, sensual en su esencia, que no sea pura física y matemática sino también naturaleza porque nosotros estamos hechos de naturaleza, y lo que contemplamos a nuestro alrededor siempre es pura naturaleza, pensamos y razonamos la naturaleza, y la intuimos, vemos la naturaleza micro cósmica pero también observamos la naturaleza macro cósmica, y en nuestro entorno en este umbral dentro de lo macro y lo micro pues tenemos un umbral muy considerable de cosas que se pueden ver y que podemos contemplar cerca que también es naturaleza, el pensamiento de los seres humanos también es naturaleza, los conceptos, la cultura, todo es un producto de la contemplación de la naturaleza, entonces no nos podemos escapar de eso, como tampoco nos podemos escaparnos del universo».
Sobre Sebastian, el poeta Jorge Ruiz-Dueñas ha dicho que es uno los pocos artistas que ha logrado mucho de lo que soñaba. Un artista que cuenta con más de medio siglo de trabajo continuo, y un camino propio que ha sido extenso, diverso y complejo.
—Da la impresión de que eres un hombre feliz ¿es así?
—Igual en la obra sí, es verdad, nunca tomó un tema para provocar al espectador sufrimiento o dolor, siempre los temas que son para provocar felicidad y alegría, para mostrar que las cosas son maravillosas, grandiosas y son para imaginar, para soñar y para ir más adelante, mi obra no es depresiva.
Pero recuerdo una pieza con la que obtuve un premió, fue cuando sucedió el terremoto 1985 en México, me deprimí mucho. Tenía ya una participación para Japón, con una obra hecha con una flores, flores de colores, ya la iba a mandar, y cambié toda la jugada, y las pinte todas de negras, eran flores de luto, porque pensé «tengo que decir algo de mi angustia», las flores perdieron su color, les llamé las flores de luto.
La mandé y ganó en la Bienal, entonces dije «bueno, pues todo es válido», pero no era para torturar a los demás, era una cosa íntima mía.
Sebastian actualmente funge como Presidente Vitalicio de la Fundación Sebastian, A.C. Asociación Cultural creada a instancia suya, con objeto de promover la educación, la cultura y las artes, así como la conservación y preservación de su obra.