SALUD CON DES-CUENTO / IDEAS AL VUELO
Salud con des-cuento / #IdeasAlVuelo
07/01/2025
En una cifra que alerta, al día de hoy México des-cuenta 30 mil trabajadores de la salud menos que en 2018.
No siempre el análisis cuantitativo sirve como herramienta para determinar el impacto de alguna política pública; sin embargo, tratándose del sector salud, los datos duros que el INEGI consigna requieren de atención.
Finalizando el 2023 se contabilizaban en el sector salud 2´174,418 trabajadores remunerados para atender a una población de 120 millones de mexicanos. En términos absolutos, se trata de 30,479 menos que los que esta institución de estadística afirmó se tenían en 2018 (2´204,897).
Entre 2018 y 2021 se incrementó de manera importante el número de trabajadores hasta alcanzar en números cerrados 2´400,000. En el 2022 el jefe del ejecutivo sostuvo que en el sector salud existía un déficit de 50 mil especialistas que atendieran zonas alejadas y marginadas.
Sus palabras durante una mañanera fueron: “…no tenemos pediatras ni especialistas dispuestos a trabajar en hospitales de las áreas más apartadas”. Fue así que se decidió la contratación de profesionistas de la salud de origen cubano.
En ese contexto, una investigación realizada por The Lancet regional health-Americas sostuvo: “investigadores mexicanos exhiben la falta de eficacia en los planes que el sistema de salud ha impulsado en años recientes con relación específica a la baja disponibilidad de médicos en nuestro país, pues a pesar de los esfuerzos, no se ha logrado equilibrar la distribución de trabajadores de la salud”.
En otro estudio realizado por Diego Ramonfaur y Octavio Gómez-Dantes, se señala “la falta de adecuada educación médica, las deficiencias en la infraestructura y la inaccesibilidad a recursos suficientes”, pero particularmente se analiza el fenómeno de la contratación de médicos cubanos para, (en teoría) compensar la falta de personal mexicano.
Lo importante del estudio es que establece, sin lugar a dudas, la premisa de que sí hay suficientes médicos y especialistas, pero que los mismos están muy mal distribuidos.
Para 2023 arriba del 85% de los médicos del país se encontraban laborando en las grandes urbes; esto es, la media nacional arroja que hay 2.5 médicos por cada 100 habitantes; lamentablemente, muchos de ellos (alrededor de un 30%) están desempleados.
Ante estas cifras pareciera no poder justificarse la contratación de extranjeros para la actividad de atención y promoción de la salud.
De los datos aquí expuestos, se desprendería fácilmente que la solución práctica consiste en pagar bien a los médicos que se asienten en zonas rurales y marginadas; esto es, que el costo de oportunidad se invierta, garantizando una condición de mercado laboral que vuelva atractivo un espacio hoy rezagado.
Esto es posible pues el gobierno federal puede incrementar el ingreso de los médicos argumentando la necesidad indispensable para la población objetivo y aprovechando así el desperdicio de los más de 150 mil médicos desempleados que se verían atraídos a una oportunidad de trabajo que les permitiera desarrollarse en su campo y tener un ingreso seguro. Ya lo hizo durante su gestión al frente de la Ciudad de México la actual presidenta.
Y es que la obligación del Estado radica en garantizar la eficacia y oportuna atención para todos los mexicanos dado que el derecho a la salud es considerado tanto en nuestras leyes, como en las de muchas otras naciones: como un derecho humano.
Si no se quisiera por parte del ejecutivo cargar con el costo político que implica resarcir el rezago en el reconocimiento profesional hacia los médicos y personal de salud mexicano, también una sentencia en firme emitida por el poder judicial, sustentada en el control difuso constitucional, pudiera ordenar al gobierno a incrementar los salarios y prestaciones del personal de salud en latitudes en las que el mercado natural laboral no se los ha permitido.
Este es un tema que especialistas e interesados deben asumir como prioridad pues, si añadimos el enorme gasto que tomó la preparación académica de estos profesionales (formados en su mayoría en universidades púbicas) y entendemos que están desempeñándose como taxistas o comerciantes, será gráfico en exceso, el desperdicio del dinero público y privado invertido en preparar médicos generales así como especialistas, por lo que el costo adherido de salario y prestaciones se justifica plenamente en cualquier decisión en materia pública sobre el sector.
