FRAUDE A LA NACIÓN / DIMITTIS
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24/02/2025
Fraude a la nación / #Dimittis
«El fraude es la fuerza motriz de la sociedad moderna, y cuando el fraude se expone, se recurre a la fuerza.» – George Orwell
Como buen prestidigitador, experto en el arte de engañar, López Obrador, embriagado de poder, dio un giro de 180 grados y empoderó a las fuerzas militares. Hoy gozan de un poder que no tuvieron en el México posrevolucionario.
En campaña, el expresidente prometió regresar a sus cuarteles al ejército y no militarizar la seguridad pública.
Pero no fue así, los militares no solo han tomado control de la seguridad, sino que atienden espacios que otrora fueron del ámbito civil como: aduanas, programas sociales, megaproyectos.
El ejército antes considerado como un cuerpo auxiliar en caso de tragedias, ahora es el gestor de la política interna. Ya no se sabe cuáles son sus fronteras. Pero lo ofensivo es que con todo el poder en sus manos, la seguridad pública es un desastre.
Un engaño más. La fuerza militar está allí pero no para cuidarnos, sino para actuar como afirmó Orwell: “… cuando el fraude se expone”.
Caray, qué le han hecho a nuestro país. Los que en 2017 aseguraron que cuando gobernarían todo iba a ser diferente.
En especial iban a erradicar la corrupción y brindarían mayor seguridad, dos de los males heredados del taimado de Peña Nieto.
8 años después nos llevan al despeñadero y millones de paisanos, a punta de becas y cash de los programas sociales, trasquilados como corderitos hacia el matadero, y además, aplaudiendo a su verdugo.
Sacudidos del engaño gubernamental, el tiempo camina y la nación sigue atrapada en una pesadilla que parece no tener fin.
La desesperanza es el aire que respiramos, un aire espeso de impunidad, de cinismo, de resignación.
El poder, sin oposición real, se ha convertido en un monstruo que todo lo devora, dejando a su paso un país mutilado por la corrupción y sometido al yugo del crimen organizado.
La secta en el poder, que una vez vendió la idea de un cambio histórico, hoy es una maquinaria aceitada de complicidad y encubrimiento.
No hay rendición de cuentas, no hay frenos ni contrapesos; solo un monólogo de poder, repetido hasta el cansancio en las mañaneras y amplificado por una estructura de propaganda que ha hecho del engaño el idioma oficial del gobierno.
Desde el pecado original de cancelar el NAIM, el gobierno marcó el rumbo de su administración con decisiones que no solo han costado miles de millones de pesos, sino que también han enterrado oportunidades de desarrollo y modernización para el país.
A esto se sumó el fraude electoral del pasado junio, donde las irregularidades fueron evidentes, pero el aparato de poder se encargó de borrar cualquier rastro de oposición real.
Como si no bastara, la reforma al poder judicial ha significado un golpe mortal a la independencia de los jueces, dejando la justicia en manos de quienes solo responden a los intereses del gobierno.
Mientras el ciudadano de a pie lucha por sobrevivir en una economía golpeada y una seguridad inexistente, el narco sigue operando con la tranquilidad de quien sabe que el gobierno no solo le permite, sino que le protege.
Se han borrado las fronteras entre el crimen y la política; son lo mismo, dos caras de la misma moneda. Los pactos en lo oscuro ya ni siquiera se ocultan: los abrazos, las concesiones, la impunidad son el nuevo estandarte del Estado.
Ya nos anunciaron que el proyecto de futuro del mesías es Andy López Beltrán en el 2030. Ingenuo quien no se de cuenta que la propia presidenta ha defendido abiertamente a capos como El Mayo Zambada, dejando claro de qué lado está el poder.
La oposición, esa que en otro tiempo podría haber significado una esperanza, está reducida a cenizas. Cooptada, dividida, inutilizada, perseguidos por su pasado a punta de expedientes por la UIF del comunista radical Pablo Gómez.
Y el ciudadano, el que aún podría hacer algo, sigue dormido. Sigue tragando el discurso, sigue esperando que alguien más luche por él, sigue temiendo levantar la voz. Pero el miedo no evita la tragedia, solo la retrasa.
El futuro se siente como una prolongación de este presente oscuro. La historia nos enseña que los regímenes autoritarios se alimentan de la pasividad de los pueblos. Y hoy, en este febrero de 2025, la pasividad parece ser la condena que hemos aceptado.
Despertar no es opcional. Es urgente. Porque el silencio solo beneficia a los que nos han robado el país.
Huroneo
El Mayo ya amenazó que si no lo repatria el Estado mexicano, la relación binacional colapsará.
Apela a ser “juzgado” en suelo mexicano como el Gral. Cienfuegos. Seguro que, si viviera don Luis Spota, estaría fascinado con tanta carnita que a diario nos ofrece desde Palacio, el régimen del engaño y la estupidez.
Cuando se destape el fraude orquestado a la nación, agudizará el tiempo de la represión.