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viernes, abril 26, 2024
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EL CAPITÁN SIN BRÚJULA

EL CAPITÁN SIN BRÚJULA, LÓPEZ OBRADOR

NAKACHI

La Opinión de Rolando Nakachi

El capitán sin brújula

EL CAPITÁN SIN BRÚJULA
ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR, PRESIDENTE DE MÉXICO

Quién lo iba a imaginar en diciembre de 2018 que el tema toral en la recta final del gobierno de López Obrador sería la materia electoral. Cuando tenemos tantos problemas en la gobernabilidad interna, la seguridad pública, qué decir de la economía del país y esta inflación galopante; o qué tal la salud pública.

Cuando se avizora en el horizonte la crisis fiscal de fin de sexenio, el capitán perdió la brújula y lanzó a su comisaría del trabajo a incrementar el salario mínimo. Lo que importa en la nave de los locos, son los caprichos de su jefe. Como dice el clásico: no entienden que no entienden.

El 6 de diciembre el analista político y militante de MORENA, Gibrán Ramírez, lanzó este tuit, lo cito: “Aunque se enojen mis compañeros, AMLO es un presidente NORMAL” (Ramírez, 6 de diciembre de 2022, @gibranrr); lo dijo en el contexto de que a cuatro años de gobierno de López Obrador, sus comisarios, patiños y fieles seguidores, celebran su supuesta popularidad pero que en contraste con presidentes pasados, a estas alturas de la gestión lopezobradorista, no hay mucho que celebrar. En 2022, el macuspano goza del 59 %. Todo dentro de los estándares ordinarios.

Paso a matizar la infografía que publicó el periódico Reforma de donde se basó Gibrán Ramírez Reyes en su tuit.

En su cuarto año de gobierno, el Dr. Zedillo rondaba en 61 % de aprobación. En 2004, Vicente Fox, tuvo el 57 % de aceptación.

El villano favorito del presidente y su secta, Felipe Calderón, en 2010 gozaba del 59 %. Para 2016, Peña Nieto y su 24 % de aprobación, exhibe que para el atlacomulquense, con esta aversión popular y para salvar el pellejo del escarnio público que le esperaba, le urgía maniobrar una estratagema, algo así como un pacto de impunidad con el candidato que lo supliría. Trampa en la que no hay duda que cayó el “transformador” de siglo XXI.

Por su parte, uno de los prosélitos de la secta morenista, Hernán Gómez, un día después del desfile del presidente con su grey, el 28 de noviembre en su cuenta de Twitter colocó este tuit.

“La foto del siglo.” (Gómez, 28 de noviembre, @HernanGomezB); el argumento de su tuit es una imagen donde se ve al presidente de México rodeado de una multitud de personas que como en los viejos tiempos del PRI corporativo, acudieron a fuerza del cash y de presiones patronales.

Ahora bien, que la propaganda oficial y la demagogia presidencial que se estila en Palacio Nacional no nos confunda de lo sustancial.

La marcha ciudadana del 13 de noviembre congregó de forma voluntaria, sin acarreados, sin despilfarro de recursos públicos a miles de ciudadanos (se calcula más de 250 000 personas). La nave de los locos chocó con este iceberg de realidad. Van de maroma en maroma y no logran reponerse.

La “Marcha por la democracia”  fue convocada por organismos de la sociedad civil −ese grupo que tanto desprecia todo demagogo bananero− para mostrar su rechazo a la propuesta de reforma electoral del presidente que en esencia, regresa al poder la posibilidad de contar los votos para pillarle ese derecho al ciudadano de a pie. Hay que decirlo con todas sus letras: la iniciativa presidencial “mata” la incipiente democracia mexicana.

Muchos adultos lo olvidan pero nuestra democracia es muy reciente. Cuando los jóvenes de siglo XXI nacieron, el INE ya funcionaba;  los matraqueros del poder alientan el embate al INE, y lo justifican de un modo que da horror.

Ésta se consiguió  mediante un largo proceso que data desde los fatídicos sucesos de octubre de 1968; después del tsunami populista de los años setenta que tanto daño le hizo al país;  la reforma política de 1977 que encabezó don Jesús Reyes Heroles (1921-1985); los fraudes electorales de 1985 en Chihuahua, y el de 1988 que orquestó Manuel Bartlett, que  “entronizó” a CSG; más la crisis fiscal de 1994-1995.

La caída de la “dictadura perfecta” se debió en sustancia por la fuerza de ciudadanización del IFE, hoy INE, en 1997, consecuencia de la reforma política de 1996, misma que celebró en su momento, López Obrador.

Fue como en 2000 se dio la alternancia pacífica en el poder. En esos años el viejo PRI, dolido porque la democracia los venció en las urnas, buscó un culpable. Lo hallaron en el expresidente Ernesto Zedillo.

Un grupo de políticos del ala radical priista promovió la expulsión del PRI del expresidente Ernesto Zedillo. Aunque no lo consumaron, sí mostraron que el viejo dinosaurio agonizaba. Es este viejo PRI que regresó al poder en 2012 y en 2018 le abrió la puerta, mediante el juego democrático, al priista de cepa: Andrés Manuel López Obrador.

A todo gobierno se le evalúa en virtud de sus resultados.  Ante la carencia de frutos exitosos que hayan impactado en beneficio de la población, el gobierno federal es tan mezquino y montado sobre las maquetas que se construyen a salivazos en Palacio que lo único que nos pueden presumir es la popularidad de AMLO esculpida a fuerza del cash y del erario.

Donde sin duda ha sido exitoso el gobierno de López Obrador es en el engaño sistematizado desde el poder. Tanto que ya sembraron en el ente colectivo la leyenda de que algún día gobernó a México de 2012 a 2018, el Lic. Peña Nieto. Para quien algún día lo calificó de tonto no lo era; un auténtico taimado. Tiene al mejor abogado de México en este momento: el presidente de la república.

Así como lo hacen en la dictadura de Cuba, Venezuela y Nicaragua, el  fundamento del gobierno de López Obrador está basado en la propaganda hasta sacarle chispas al espejo de popularidad del presidente de México. Si esta forma de gobernar es el estilo personal de gobernar de López Obrador, qué trágico.

Pero más desgraciado para los mexicanos. Qué ironía, los presidentes populares terminaron después de su sexenio ante el escarnio público, abominados y reculando con su sombra en sus residencias huecas: López Portillo y Luis Echeverría. No hay popularidad presidencial que no se derrita ante la fuerza de la realidad.

Si la obsesión es electoral, ya no nos debe de quedar duda que la preocupación en el primer cuadro de la nave obradorista es la conservación del poder. Por salvar el pellejo jurídico e histórico, están dispuestos a incendiar este país.

El plan A del presidente no pasó; en este momento está a todo lo que da la batalla legislativa para echar abajo el plan B presidencial. La ciudadanía ya demostró el músculo para increparle al presidente que el INE no se toca.

Conforme se vaya acercando el 2024 y vaya resistiendo la ciudadanía , entrará en acción la última carta de López Obrador: el manotazo en la mesa presidencial con apoyo de la GN y sus amigos que lo ayudan a ganar elecciones en las jornadas electorales contra la ciudadanía.

¡Mientras el país se hunde, el capitán sin brújula está desesperado por salvarse… él!

Referencias

Gibrán Ramirez Reyes (6 de diciembre de 2022). [“Aunque se enojen mis compañeros, AMLO es un presidente NORMAL”] Recuperado de:

https://twitter.com/gibranrr/status/1600133930501304320?s=20&t=XBLWDiD1xYIsjLZSlSQ61g

Hernán Gómez Bruera (28 de noviembre de 2022). [“La foto del siglo.”] Recuperado de:

https://twitter.com/HernanGomezB/status/1597266955177578497?s=20&t=CKdRELHHmWnJ7ihx5rtqaA

https://twitter.com/Nakachi_Mx

https://www.facebook.com/rolando.orozconakachi.3

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