UNA SOCIEDAD QUE ESPERA Y QUE DEMANDA DE SUS LÍDERES
LUMINISCENCIA 29/08/2022
Sociedad paciente
Hace un par de años en las páginas del diario El País, el sociólogo y catedrático José Juan Toharia, se refirió a la sociedad española como una sociedad paciente. Una sociedad que espera y que demanda de sus líderes, que la mayoría de las veces no están a la altura de las circunstancias político-sociales, respuestas y soluciones.
Me parece que el término, por demás elocuente, aplica perfectamente a la sociedad mexicana de nuestros días.
Tras un sexenio marcado por la corrupción y los excesos, en el que no todas las políticas públicas y decisiones gubernamentales fueron erradas; López Obrador llegó a la Presidencia de la República con un amplio respaldo popular que le permitió tener mayoría en ambas cámaras del Congreso.
Los 30 millones de votos, de un padrón electoral de 90 millones por cierto, le valieron para ser el presidente electo más votado de la historia, incluso por encima de Carlos Salinas de Gortari.
Pero bien dicen por ahí que “no todo lo que brilla es oro”, pues del tamaño del respaldo fue la esperanza. Los millones de mexicanos que salieron a votar por el tabasqueño exigían cambios drásticos en las diferentes áreas de la vida pública nacional.
El mismo discurso de López Obrador en campaña anticipaba un nuevo modelo de gobierno y de Nación, en el que se pondría fin a la pobreza, la desigualdad, la violencia, la corrupción, el abuso de poder y otros tantos cánceres que por décadas han lastimado a México.
Sin embargo, a casi cuatro años de esa transición histórica hacia el primer gobierno “progresista” y/o de “izquierda”, así calificado por algunos de sus miembros, los resultados distan mucho de lo prometido. El país, lejos de la bonanza, la pacificación, la igualdad de oportunidades y el buen ejercicio del servicio público, atraviesa severas crisis en muchas de sus áreas.
Pero es justo decir que esa disparidad promesas-gobierno, trabajo-resultados, no es exclusiva del gobierno federal. A nivel regional, en muchos Congresos locales, dependencias municipales y gobiernos estatales; prevalece la falta de capacidad, preparación y liderazgo.
Y por el contrario, abunda el “amiguismo”, el influyentismo, los favores políticos y toda clase de malas prácticas que impiden el buen ejercicio del servicio público.
Pese a ello y ante terrible y decepcionante realidad, vale la pena preguntarnos: ¿qué pasa en la sociedad civil?, ¿por qué no vemos conversaciones públicas de los temas y decisiones que nos afectan directamente?, ¿dónde está la participación de la gente en los procesos gubernamentales, en la revisión de cuentas públicas, en la presentación de iniciativas de ley o en la ejecución de presupuestos, por citar algunos aspectos?
Bueno, pues como el Maestro José Juan Toharia, también creo que la nuestra es o se ha convertido en una sociedad paciente. Una sociedad inerte ante la clara falta de liderazgos que estén a la altura de los retos presentes y los venideros. Una sociedad que se conforma con instituciones estériles y huecas.
Una sociedad conformista y apática, que no se atreve a cuestionar a los partidos políticos en turno y a sus representantes. O peor aún, que ni siquiera considera participar en la vida pública desestimando que ésta determina su presente y su futuro.
La sociedad mexicana prefiere estar en la comodidad de lo banal. En el activismo de redes. En el “mientras no me ocurra a mí, no pasa nada”, que se ha convertido en un lugar común recurrente para quien puede voltear la mirada, mientras la tragedia se come al otro.
En tanto, en este país se cometen ejecuciones, secuestros, desapariciones forzadas, abusos de poder, desvíos de recursos públicos y actos de corrupción todos los días.
Por eso la otra pregunta que debemos hacernos es ¿hasta cuándo?