En el centenario de Kafka, no por casualidad, México vive su propio Proceso kafkiano
“pues lo que había dicho sin testigos,
se ha dicho precisamente sin testigos
y no permitía ninguna consecuencia publica,
incluso cuando la defensa no tuviera que
esforzarse por conservar el favor.”
El proceso Kafka.
En el centenario de Franz Kafka, México se ve reflejado en un escenario kafkiano, con debates sobre la Suprema Corte de Justicia y la ley.
La coincidencia de estos debates con el aniversario de Kafka resalta la atemporalidad de sus temas.
Una carta inédita de Kafka, que será subastada por Sotheby’s, plantea problemas que parecen eco de los actuales.
Kafka, testigo de la disolución del Imperio austro-húngaro y el surgimiento de la República Checa, vivió la complejidad de las identidades en un mundo cambiante.
Su vida, marcada por la tensión entre su herencia judía y la cultura alemana, y una relación difícil con su padre, se refleja en su obra.
A pesar de estudiar Derecho, su pasión era la escritura, influenciada por su amistad con Max Brod y otros intelectuales de su tiempo.
La obra de Kafka, una literatura de lo real y lo fantástico, es reconocida por su perfección lingüística y narrativa.
Sus novelas, protagonizadas por antihéroes en mundos incomprensibles, son parábolas de rica simbología. Kafka, aunque judío, escribía en alemán y exploró su religión más tarde en la vida.
Su legado literario, marcado por la angustia y la contradicción, inició una renovación en la novela europea del siglo XX.
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Franz Kafka, en sus últimos meses de vida, compartió su tiempo con Dora Diamant en un Berlín marcado por la inflación.
Publicó solo siete antologías de relatos y mantuvo un amor profundo por su hermana Ottla.
A pesar de sus intentos de independencia, fue conocido por pocos pero significativos lectores, como Robert Musil.
En 1924, su salud declinó y, tras un periplo hospitalario, falleció de inanición debido a una complicación de la tuberculosis.
Kafka confió sus manuscritos a Max Brod, quien, desoyendo su deseo de destruirlos, los publicó, convirtiéndose en un elemento clave para la difusión de su obra.
Hoy, Kafka es reconocido como uno de los grandes escritores del siglo XX, y el término “kafkiano” se ha convertido en sinónimo de lo absurdo y burocrático.
“El Proceso”, su primera novela larga, es una crítica al sistema judicial y burocrático, narrando la lucha de Joseph K. contra una acusación desconocida y un juicio sin salida, culminando en una ejecución sin resistencia.
Esta obra simboliza la desesperación ante conflictos irresolubles y un mundo absurdo pero real.
