PROFETAS VIVIENTES Y ANTIGUOS PROMESAS DE PAZ
El Señor ha prometido paz a aquellos que lo siguen. Fíjate en varias invitaciones que se han dado para ayudarnos a experimentar una gran paz en nuestra vida por medio de Jesucristo.
En estos turbulentos últimos días, las palabras del himno “¿Dónde hallo el solaz?” pueden llegarnos al corazón. Es muy probable que nosotros también nos preguntemos adónde podemos acudir para hallar paz y consuelo y sentir que nuestro corazón herido es sanado.
El himno da respuesta a la pregunta: “¿Quién puede comprender? Nuestro Señor”1. La paz se encuentra en Jesucristo.
Los profetas y apóstoles, tanto en la antigüedad como en los últimos días, han hablado de la paz que podemos hallar en Cristo, independientemente de nuestras circunstancias terrenales.
Muchas de estas declaraciones señalan las acciones que debemos llevar a cabo (véanse las frases en negrita) para recibir paz, y nos recuerdan que la verdadera paz proviene únicamente de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo, Jesucristo.
Que el Espíritu te guíe a medida que las repasas para que puedas saber cómo encontrar la paz que buscas.
- Presidente John Taylor (1808–1887): “La paz es el don de Dios. ¿Desean tener paz? Acudan a Dios. ¿Desean tener paz en su familia? Acudan a Dios.¿Desean que la paz se cierna sobre sus familias? Si así es, vivan de acuerdo con su religión y la paz de Dios morará y permanecerá con ustedes, porque de allí proviene la paz y no mora en ningún otro lugar […]. Todo lo que nosotros tenemos que hacer es vivir de acuerdo con nuestra religión, obedecer el consejo de nuestro Presidente, ser humildes y fieles y no enaltecernos en nuestra propia fortaleza, sino pedir sabiduría a Dios y velar por que tengamos paz para con Dios, para con nuestras familias, los unos para con los otros, a fin de que la paz reine en nuestras almas y en nuestra comunidad […]. La paz es una virtud digna de ser deseada; es el don de Dios y el mayor don que Dios puede conceder a los mortales. ¿Qué es más deseable que la paz? […]; su balsámica influencia hace desvanecer el gesto de preocupación del rostro, enjuga la tristeza de los ojos y expulsa del alma la tribulación. Si [la paz] se experimentase en forma universal, quitaría del mundo el pesar y haría de esta tierra un paraíso. La paz es el don de Dios”2.
- Presidente Joseph F. Smith (1838–1918): “Hay solo una cosa que puede brindar paz al mundo: la aceptación del evangelio de Jesucristo que gobernantes y pueblo por igual entiendan correctamente, obedezcan y practiquen[…]. Durante años se ha sostenido que la paz se obtiene únicamente preparándose para la guerra […]; la paz solo se consigue preparándose para la paz, instruyendo a la gente en la rectitud y la justicia y seleccionando gobernantes que respeten la justa voluntad del pueblo […]. [J]amás habrá en el mundo ese espíritu de paz y amor que debe existir hasta que los seres humanos reciban la verdad de Dios y el mensaje que Él tiene para ellos y reconozcan Su poder y autoridad, que son divinos y que nunca se hallan en la sabiduría que proviene solo del hombre”3.
- Presidente Howard W. Hunter (1907–1995): “La paz que el mundo ansía es un tiempo en el que se suspendan las hostilidades; pero los hombres no perciben que la paz es un estado de la existencia que llega a un hombre solamente según los términos y las condiciones establecidos por Dios, y de ninguna otra forma […]. Cuando procuramos ayudar a aquellos que nos han ofendido, cuando oramos por aquellos que nos han utilizado de manera injusta, nuestra vida puede ser bella. Podemos gozar de paz al unirnos con el Espíritu y los unos con los otros, al servir al Señor y guardar Sus mandamientos”4.
- Presidente Thomas S. Monson (1927–2018): “Cuando asistimos al templo, podemos recibir un nivel de espiritualidad y un sentimiento de paz que superarán cualquier otro sentimiento que podría penetrar el corazón humano […]; en la vida tendremos tentaciones; habrá pruebas y desafíos. Al ir al templo y al recordar los convenios que allí hacemos, estaremos mejor preparados para vencer esas tentaciones y soportar nuestras pruebas. En el templo podemos hallar paz”5.
- Presidente Russell M. Nelson: “[L]os bendigo para que sean llenos de la paz del Señor Jesucristo, la cual sobrepasa todo entendimiento terrenal. Los bendigo con un mayor deseo y capacidad de obedecer las leyes de Dios. Les prometo que, si lo hacen, se derramarán bendiciones sobre ustedes, entre ellas más valor, mayor revelación personal, una armonía más dulce en sus hogares, y gozo incluso en medio de la incertidumbre”6.
- Presidente M. Russell Ballard, Presidente en Funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles: “[L]a paz eterna que Jesús promete es una paz interior, nacida de la fe, anclada por el testimonio, nutrida por el amor y expresada mediante la obediencia y el arrepentimiento continuos. Es una paz de espíritu que resuena en el corazón y en el alma […]. La paz —la paz verdadera que se siente hasta lo más profundo del alma— solo se recibe con fe en el Señor Jesucristo y por medio de ella”7.
- Élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Aunque esperamos y rogamos con fervor que haya paz universal, es en forma individual y como familia que logramos el tipo de paz que se promete como recompensa a la rectitud. Esa paz es el don prometido mediante la misión y el sacrificio expiatorio del Salvador […]. El humillarnos ante Dios, orar siempre, arrepentirnos de nuestros pecados, entrar en las aguas del bautismo con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, y convertirnos en verdaderos discípulos de Jesucristoson profundos ejemplos de la rectitud que se recompensa con paz perdurable”8.
- Salmo 29:1–2, 11: “[D]ad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la debida gloria a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad[…]. Jehová dará fortaleza a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz”.
- Salmo 119:165: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”.
- Proverbios 16:3, 7: “Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados […]. Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él”.
- Isaías 32:17: “Y el efecto de la rectitudserá paz; y el resultado de la rectitud, reposo y seguridad para siempre”.
- 1 Corintios 14:33: “[P]orque Dios no es Dios de confusión, sino de paz”.
- Filipenses 4:1, 2, 4, 6–7: “… permaneced así firmes en el Señor[…]. Se[d] de un mismo sentir en el Señor[…]. Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo: ¡Regocijaos! […]; sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
- 1 Nefi 20:18: “Oh, si hubieras escuchado mis mandamientos: habría sido entonces tu paz como un río”.
- Doctrina y Convenios 59:23: “Aprended […] que el que hiciere obras justasrecibirá su galardón, sí, la paz en este mundo, y la vida eterna en el mundo venidero” (en el resto de la sección 59 se pueden ver muchas maneras en que podemos hacer “obras justas”).