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¿QUÉ NOS PASA?

¿EN SERIO, QUÉ NOS PASA? ¡NO QUE SOMOS OPOSICIÓN!

NAKACHI

DIMITTIS

La opinión del Abogado Rolando Nakachi

 07/08/2023

¿Qué nos pasa?

Nací en junio de 1977, el entonces presidente José López Portillo tenía apenas siete meses despachando en Los Pinos.

Gracias a la historia sé que llegué a este mundo en un tiempo donde todavía JoLoPo se mantenía mesurado. Aún no se explotaba Cantarell y trataba de remediar el desastre que le heredó su amigo, el populista Luis Echeverría.

¿QUÉ NOS PASA?
Presidente José López Portillo

Pero en 1979 sucedió el “milagro petrolero” y todo cambió. El megalómano presidente con ínfulas de tlatoani sin comprar boleto se sacó la lotería y se deschavetó.

En la locura petrolera llegó a decir que debíamos aprender a administrar la abundancia. Hasta que la terca realidad se encargó de aterrizarnos de la fantasía. La sacudida fue terrible.

Ineptitud y arrogancia se mezclaron y en un resultado atroz, se cometieron una serie de decisiones absurdas que desembocaron (para salvar el pellejo político del demagogo) en la nacionalización de la banca y el control de cambios.

Su herencia al dejar el poder en 1982 condenó a los mexicanos a la miseria. Al demagogo López, al basurero de la historia..

En el gobierno de De la Madrid (82-88) no hubo escándalos de corrupción por una razón matemática: la fórmula echeverrista-lopezportillista se llevó todo.

¿QUÉ NOS PASA?
Presidentes José López Portillo y Miguel De La Madrid

La respuesta al estatismo pronunciado de la época fue el hoy satanizado neoliberalismo. Modelo económico que con sus errores y áreas de oportunidad, por lo menos fue más generoso que el estatismo echeverrista y logró reducir la brecha de desigualdad y pobreza.

Con la celebración del TLC, éste nos perfiló en una inercia económica que por lo menos nuestros padres no gozaron. Hasta que de nuevo la incipiente democracia mexicana en 2018 le abrió la puerta de regreso al populismo setentero encarnado en la persona de AMLO; eso sí con un matiz distinto: nacionalismo de corte religioso.

Estos saltos y retrocesos no son extraños cuando se comprende que quien construye la historia somos seres humanos, limitados, subjetivos, y contradictorios. Se dice mucho que los mexicanos no tenemos memoria y en parte es cierto, no aprendemos que no aprendemos de nuestro pasado.

Este tiempo aciago para la República aporta sus propios matices. Uno sin duda es que en el populismo echeverrista se  construyeron instituciones; en el populismo obradorista castrochavista (impulsado por la “científica” Beatriz) se destruyó el entramado institucional para fundar la “nueva república”.

¿QUÉ NOS PASA?

Tanta propaganda al estilo de la dictadura cubana o bolivariana de Venezuela no es accidente.

No recuerdo en gobiernos pasados tanta propaganda política y el fomento de culto a la personalidad de un presidente.

Tampoco un tiempo donde el fanatismo desbordado emanara a borbotones por los rincones de México. Pensar diferente hoy es un deporte extremo. Lo evidencia que estamos en el sexenio donde  han asesinado a decenas de periodistas y la cosa no para ni parará.

Mucha es responsabilidad del presidente que desde su púlpito en su reality matutino, a diestra y siniestra espeta de su lengua viperina hiel para envenenar el corazón de los mexicanos.

Ponzoña hasta tatuarles en el alma ese fanatismo propio de las dictaduras castrochavistas bolivarianas. El matiz religioso, no es accidente, tiene el fin de pegar en el corazón del alma mexicana siempre devota al líder “supremo”.

El inesperado boom de la senadora Xóchitl Gálvez como tsunami ha literalmente devorado las corcholatas del presidente destapador que está obsesionado en promocionarla a diario, pero en la dinámica también enterró las aspiraciones de Enrique de la Madrid que venía con su grupo de fans trabajando sigilosamente desde 2021.

¿QUÉ NOS PASA?

Como cuestiona Xóchitl, “¿No estaban chingando en que querían un candidato de oposición?” Han aparecido los seguidores de De la Madrid que están ofuscados con la ‘dinosauria socialista’ que les echó para abajo a su gallo.

¿Qué pasó, no que somos oposición y que todos unidos por salvar a México?  Los ataques a la senadora no solo provienen desde el poder sino desde las entrañas de la oposición que se unen a la narrativa contra la Señora X.

En la otra cara de la moneda están los seguidores de Xóchitl Gálvez, que la hacen la prócer que los dioses les mandó por generación espontánea para librarnos de los colmillos del aspirante a dictador.

Siguiendo la pauta del demagogo tabasqueño y sus chairos, éstos han caído en la tentación de autodenominarse “xochitllovers”.

Véalo, el problema no es que el presidente mienta sin pudor y con un cinismo patológico, lo absurdo es que existan millones fanáticos que le crean, lo defiendan a muerte y a diario le sigan haciendo el caldo gordo al que padece del síndrome de Hubris. Sin sus fanáticos AMLO quedaría reducido a nada.

Lo que comprueba que el fenómeno López Obrador no es causa, sino consecuencia de un país mediocre, flojo, desidioso que vende su futuro por migajas. Decirlo con riesgo de ser tildado de clasista y racista; no importa, cómo doña Xóchitl también me vale madre pero hay que señalarlo.

El fenómeno Xóchitl nos exhibe de modo grosero a todos, lo que se traduce que pese a tener en Palacio Nacional al megalómano narcisista, seguimos cayendo en el bache de alabar hasta el cielo al político en turno.

La línea es delgada, en un abrir y cerrar de ojos pasas de ser opositor y crítico del poder, a un xochitllover. Nada más falso.

Es de lo rescatable que observo en el gobierno de AMLO: al poder hay que verlo con lupa, con suspicacia, no se le otorga el beneficio de la duda y se le cuestiona siempre; debemos exigirle resultados y jamás aplaudirle. El presidente no es un rey ni un dios, es nuestro EMPLEADO. ¿Es difícil concebir esa verdad?

La mezcla de populismo, nacionalismo, alabanza a próceres falsos (estamos según el gobierno federal en el año de Villa, hágame el favor), fanatismo y culto a la personalidad, han sido elementos que mezclados han detonado las guerras más cruentas en la historia de la humanidad.

Amén de la presencia del crimen organizado y el grueso de la Guardia Nacional al servicio del poder, esta espeluznante argamasa es con la que nos enfrentaremos en la jornada electoral de 2024.

En la década de los años ochenta, a millones nos entretuvo el programa de Héctor Suárez, ¿Qué nos pasa?, donde cuestionaba sobre algunas situaciones cotidianas con esa pregunta que en 2023 es tan presente: ¡Carajo!, ¿qué nos pasa?

Huroneo

La esposa del presidente de México ya echó a volar el plan bolivariano de adoctrinamiento a la niñez mexicana.

¿QUÉ NOS PASA?
Dra. Beatriz Gutiérrez Muller y Marx Arriaga

Lo hace a través de su peón Marx Arriaga por medio del libro de texto gratuito. Para los que dudaban que en Palacio se siguen los pasos de Venezuela.

Pero también le están copiando el guión a la dictadura nicaragüense. Ellos tienen en la persona de Rosario Murillo a quien mueve los hilos de su mono de ventrílocuo; nosotros tenemos a la Dra. Beatriz Gutiérrez Muller.

¿En serio, qué nos pasa?

https://twitter.com/Nakachi_Mx

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