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PLUMA LIBRE … DE LA DOCENA TRÁGICA AL SEXENIO DEL ENGAÑO

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Por Nakachi

De la docena trágica al sexenio del engaño

En medio de la crispación que vivimos en muchos frentes en el país, el pasado viernes ocho de julio, a los cien años con 174 días, falleció el expresidente Luis Echeverría. Es ya el hombre más longevo que haya ocupado la presidencia de la república.

El deceso se da a unos días de la nota nacional donde se hizo público que se investiga al expresidente Peña Nieto por posibles operaciones con recursos de procedencia ilícita; los escándalos por corrupción de Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI y el engaño sobre la inauguración de la refinería en ciernes de Dos Bocas.

La partida de Echeverría le cayó como anillo al dedo a López para distraer al país de lo sustancial: los niños con cáncer siguen muriendo a consecuencia del desabasto de medicamentos oncológicos que su gobierno provocó.

Todos los días la inflación escala de manera galopante a un ritmo que esta generación no conoció. Vivir en México es ya un deporte de alto riesgo, la inseguridad ha rebasado los límites conocidos, las masacres no han parado y en más de tres años, López; nomás no puede, no quiere, menos le interesa y no corregirá su fallida estrategia de “abrazos no balazos”.

Nací en 1977, un año después del desastre que heredó Echeverría a su amigo López Portillo, pero que éste terminó por agudizar para constituir lo que conocemos como “docena trágica”.

Ya en tiempos de De la Madrid, en uno de esos días ochenteros donde el hambre y la carencia material eran el pan nuestro de cada día, mi madre expresó unas palabras que hoy que las recuerdo, me siguen estremeciendo: “Pero quién les manda a elegir a un incapaz como Echeverría. Mira nos pasó a fregar a todos, ahora pa´ levantarnos, no le veo para cuándo termine esta pesadilla.”

Llama la atención todas las expresiones negativas hacia Echeverría. A excepción de los corifeos de López, ágiles en eso de la contorsión, la mayoría de los comentarios han sido de escarnio. Muchos coinciden en las similitudes entre ambos demagogos, si acaso lo que los diferencia es el tiempo que les tocó. Lo que evidencia por donde se le vea, lo anacrónico que es López Obrador.

Siempre es preciso intentar ponerse serios y matizar.

Contraste de dos redentoresde la patria

Luis Echeverría ingresó al PRI en 1946. Desempeñó algunos cargos menores, hasta que en 1958, el expresidente López Mateos, lo nombró subsecretario de Gobernación.

También priista de cepa, López Obrador, ingreso al PRI en el año de 1972, durante el tiempo que además de ejercer como titular del ejecutivo nacional, el presidente también era el líder del partido hegemónico. Fue ese tiempo en el que el presidente era el amo y señor del país.

El tiempo donde el presidente ejercía un poder omnímodo, limitado solo por el tiempo. A los seis años, debía dar paso al siguiente “tlatoani”. Eran las reglas del juego. Por eso funcionó el sistema priista. El régimen que encabeza López, se sostiene bajo su figura. Sin él, MORENA está condenado a perecer. La fractura y resquebrajamiento vendrá desde su interior. Al tiempo.

Que López haya ganado con amplitud en 2018 tiene legitimidad. Así es cuando se ejerce la libertad, lleva implícito el riesgo de equivocarse, pero es preferible esa posibilidad a la privación de ejercer todo derecho que se traduzca en imposición. Así ha sido en la historia humana, ésta no siempre avanza en línea recta siguiendo la pauta de las ciencias exactas.

Su dirección es impredecible, laberíntica, unas veces elíptica, otras rectilínea, a saltos o en cámara lenta. Tan subjetiva como su principal actor: el ser humano. Cuando parecía que íbamos en la dirección correcta, la democracia le dio el triunfo al estatista López Obrador para dar un vuelco hacia el pasado de por lo menos, cincuenta años.

Una advertencia. Ya decía el padre del materialismo histórico, Karl Marx: “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”.

Para la gente que vivió el trágico sexenio echeverrista sabe muy bien que lo que estamos viendo cincuenta años después es una farsa con tintes cómicos que avizoran una tragedia nacional. Deseo estar enormemente equivocado y que se me tilde de exagerado y no de profeta.

Medios de comunicación

Echeverría tuvo en Carlos Fuentes y Fernando Benítez a dos de sus principales corifeos. Como circula en redes sociales, el tres de enero de 1970,  José Iturriaga publicó en el diario Óigame!: Luis Echeverría será el mesías”.

López, tiene en La Jornada al medio propagandístico escrito donde sin pudor alguno, corifeos y patiños le hacen el caldo gordo para justificar y aplaudir lo indefendible.

La lista es larga pues tienen millones de razones para hacerlo: desde los moneros, Hernández, el “Fisgón”, Rocha, pasando por los columnistas, Ackerman, Álvaro Uribe, Astillero, Villamil, etcétera y los propios en su espectáculo matutino, Lord Molécula, el “Pirata” o Vicente Serrano.

Antes de ejercer como presidente, Echeverría destacó por ser un hombre con las virtudes propias del sistema priista: bajo perfil, discreto, eficaz, trabajador (laboraba hasta por dieciséis horas diarias) y sobre todo leal.

Si una “transformación” tuvo Echeverría, esta se dio cuando fue investido bajo la banda presidencial. Como lo dijo don Daniel Cosío Villegas en El estilo personal de gobernar (Joaquín Mortiz, 1974): “Al presidente le vino una necesidad fisiológica en hablar y hablar y hablar… Pensaba que su palabra llegaba a América, al mundo, al sistema solar”.

Comparado con López, don Luis, hoy sería un mimo. López, eso del bajo perfil y del arduo trabajo nunca se le ha dado. Su trayectoria política ha estado llena de protagonismo. Lo suyo es el poder, su afición a la historia de bronce y hablar.

Solo se la llevado en hablar. Eso sí, con el sello del engaño: espetar sin ruborizarse más de noventa mentiras por mañanera, todo un récord mundial. Por mantener el poder para seguir hablando necesita sacarle más brillo a los héroes de su altar patrio. Al puro estilo priista de siglo XX, igual como lo hacía Echeverría.

Con ese perfil autoritario del que se ha hablado tanto en los últimos días, el fantasma de la represión en Tlatelolco, el Jueves de Corpus en 1971 y el golpe de estado al Excélsior de don Julio Scherer García, lo persiguieron hasta su muerte.

Y eso que el propio Díaz Ordaz lo exoneró en su informe de septiembre de 1969, donde asumió toda la responsabilidad política, jurídica, histórica por lo acontecido en la Plaza de las Tres Culturas. En su juicio, el pueblo, jamás lo perdonó.

En el ejercicio del poder, tras los videoescándalos del que fuera su operador político, René Bejarano tuvo la habilidad para maniobrar a su favor. Todo un manipulador. Conozco personas que pese a la evidencia, lo justifican bajo el argumento de que es un hombre bueno, luchador social e incorruptible.

Una evidencia más de la capacidad que ha refinado, López Obrador, para robustecer el lazo sentimental con su feligresía, que lo hacen un dios. Más se fortalece el vínculo, cuando se recibe una beca, apoyo, incentivo bajo el sello del dador todopoderoso.

Cuando López asumió la presidencia, vociferó que en su gobierno no habría censura ni persecución a los periodistas críticos ni a nadie que pensara distinto. Como hoy vemos, es complaciente con los criminales y cero tolerante a la prensa crítica.

No recuerdo un gobierno donde fuera tan peligroso pensar de manera distinta como en éste. No tuvo empacho y se atrevió a emular la retahíla del dictador Fidel Castro: “Se está con la transformación o en contra de ella”. Así, sin matices, o negro o blanco. De terror y millones aún no lo alcanzan a ver.

La política exterior

Echeverría, entendió el mundo en el que ejerció el poder y se dedicó a viajar hacia el exterior. Quiso llevar la voz de México para liderar lo que él acuñó como “tercer mundo”. Viajó y se entrevistó con celebridades de su época: Paulo VI, el mariscal Tito, el emperador Hirohito, la reina Isabel de Inglaterra.

Sacó jugo al turismo nacional y a él se debe la creación de dos entidades federativas: Quintana Roo y Baja California Sur, dando los primeros pasos para la creación de lugares turísticos como Cancún, Los Cabos, Loreto.

También supo rodearse de gente brillante. Con la mano ejecutora de don Jesús Silva-Herzog Flores (1935-2017) elevó a rango constitucional el derecho a la vivienda y constituyó el INFONAVIT.

Por su parte, López, fue sincero y nos dijo que la mejor política exterior era la interior; es decir, anticipó que lo que sucede en el mundo de siglo XXI no es de su interés. Es de lo poco que ha cumplido. Ricardo Anaya fue contundente en los debates en campaña: “El problema no es que hables inglés… El problema es que no entiendes el mundo”.

El “Mesías Tropical” además de Tabasco, sus alcances no van más allá de México. Por lo que nos ha demostrado hasta este momento, más que construir, tiene una capacidad enorme de destruir lo que toca.

La relación con la mujer

Uno de los aciertos del presidente Echeverría, fue el acercamiento de derechos a la mujer. Entendiendo el machismo de la época, seguro ponerlos en la agenda pública no fue tarea fácil. Como hoy sabemos, mucho de su obra se debió a doña Esther Zuno, su esposa quien sí ejerció las tareas de primera dama.

Doña Esther tuvo la sensibilidad para trabajar en aras de los más necesitados. Lo mismo se ponía el overol ante de los desastres naturales en el país como lo hizo después del sismo de 1971 que azotó a Chile.

De todos los frentes que ha abierto, López, uno de los más significativos es contra la mujer. El presidente que se ha autoproclamado en la demagogia verbal como liberal, feminista, progresista y de izquierda; en la práctica, sin reserva alguna ˗˗como buen macho que es˗˗ menosprecia a la mujer cada que puede.

Por donde se le vea, ese desplante de arrogancia le cobrará factura. Más en un país donde la mujer ˗˗por lo menos desde el siglo XVI˗˗ tiene un papel fundamental en la construcción social y hoy en siglo XXI son mayoría.

No tengo la menor duda que ante el desastre de este gobierno y la coyuntura actual, en 2024 la mujer como ha sido siempre, sacará la cara por este país.

De la consorte de López, no hay mucho qué decir, solo advertir que encabeza el ala radical chavista. En un hombre moralino y conservador como es nuestro presidente, ya podemos imaginar la influencia que ejerce doña Beatriz en la actual administración.

Muchas personas que conocieron a López antes de 2000, dicen desconocerlo. Aseguran que una mujer lo “transformó”.

Economía

Uno de los pecados mayores de Echeverría tiene que ver con el manejo de la economía. Echó al traste el llamado Desarrollo Estabilizador, ese tiempo de estabilidad y crecimiento económico. Su argumento fue que beneficiaba a los que más tenían y no consideraba a los más necesitados.

En su lugar, diseñó lo que él llamó, Desarrollo Compartido. Remató con la frase que desnuda su arrogancia: “La economía se maneja en Los Pinos”.  Así nos fue a los mexicanos.

Todo lo manejó éste presidente estatista y pendenciero que se peleó con el empresariado. Los juzgó de “riquillos”. Se dedicó a comprar empresas privadas y robustecer las paraestatales hasta lograr que el Estado fuera el motor de la economía. Lleno de soberbia se autoproclamó el “rector de los esfuerzos nacionales”.

Gracias a que tenía el control del Banco de México, en el despilfarro económico, decidió imprimir más papel y acuñar moneda de manera irresponsable. El desequilibrio fue tremendo. Llegó el mostro de la inflación que se comió a la economía mexicana y a toda una generación de mexicanos.

Las pifias echeverristas, tardaron en sanar casi veinticinco años. Solo que somos de corta memoria y por lo menos a los mexicanos de menos de cuarenta años que no vivieron estas crisis de fin de sexenio, cuando se les dice del riesgo que es tener como presidente a un desequilibrado, nomás no la creen.

Con Echeverría en un abrir y cerrar de ojos el tipo de cambio respecto al dólar pasó de 12.50 a 25.00 y para el fin de su sexenio, la inflación llegó casi al 27 %. Toda una tragedia nacional.

Mucho del repudio social, tuvo esta combinación espeluznante: la mano autoritaria con la mano derrochadora que condenó a un país a la más vil de las miserias.

Sobre la economía, no hay mucho qué agregar. Los bolsillos de los mexicanos ya resienten el incremento galopante en lo más básico.

Cuidando los tiempos, coyunturas sociales y políticas, sí existen diferencias entre ambos mandatarios, pero es ineludible una tétrica coincidencia: al dejar el poder, estos dos estatistas habrán condenado al rezago y la pobreza a toda una generación. Ya tocó a nuestros padres atenuar el desastre de siglo XX de la “decena trágica”; nos toca a nosotros salir de esta pesadilla del sexenio del engaño.

PD: Por si faltaran más malas noticias, Haiti nos deja fuera de una competencia mundial en el fútbol (olimpiada de París 2024), y estamos a nada de tampoco ir al mundial en 2023,  está ocasión tocó a la rama femenil. La otra en la rama varonil fue en Haití durante el premundial hacia Alemania 1974, pero a manos de Trinidad y Tobago.

El fantasma setentero nos persigue en muchos frentes. Qué irónico, solo un milagro haría posible que el seleccionado femenil salga de este bache para vencer este lunes 11 de julio al seleccionado de las barras y las estrellas, bicampeonas del orbe. Pues a rezarle mucho a san Andrés.

https://twitter.com/Nakachi_Mx

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