MUJER, MEDICINA Y CIENCIA ¿SUBREPRESENTADAS? / IDEAS AL VUELO
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Mujer, medicina y ciencia ¿subrepresentadas? / #IdeasAlVuelo
Esta semana inició con la conmemoración internacional de la mujer en la medicina y la ciencia.
Según estadísticas dadas a conocer por la Organización Panamericana de la Salud, las mujeres llegan a representar hasta el 72.8% del personal sanitario en Latinoamérica, sin embargo, en los puestos de alta dirección y otros de responsabilidad medular, ocupan sólo el 30% de estos.
Es destacable que el 87% del personal de enfermería es también de origen femenino, lo cual acentúa la brecha de género en el subsector. A esto habrá que sumar que la diferencia en el promedio de los salarios alcanza los 20 puntos.
El documento denominado “El liderazgo de las mujeres en la salud de las Américas; por una gobernanza sanitaria, paritaria e inclusiva”, dado a conocer por el denominado Task Force Interamericano sobre el liderazgo de las mujeres (apoyado por la OPS y que también está integrado a este grupo de tarea), hace hincapié en la necesidad de cumplir con los compromisos internacionales de paridad, así como equilibrar la subrepresentación en la toma de decisiones.
El documento señala: “En la medida en la que las mujeres están subrepresentadas en las posiciones de liderazgo y gobernanza en el sector salud, sus contribuciones tienden a ser menos reconocidas y valoradas…esta falta de representación no sólo afecta a las mujeres individualmente, sino que también moldea la agenda de salud y la asignación de recursos a todos los niveles, incluido el comunitario.”
También señala la subrepresentación generalizada en otros sectores pues, según datos de la propia OPS, las mujeres ocupan en los parlamentos de América Latina y el Caribe el 35.8% de los escaños, el 15.4% de las alcaldías y el 28.7% de los gabinetes ministeriales.
En una proyección simple podemos afirmar que, de mantenerse la tendencia actual, faltarían 53 años para alcanzar la paridad en los sectores señalados en esta región del continente.
El compromiso del trabajador de la salud en general y de la mujer en particular, proviene de una larga tradición, sin duda impulsada en principio por la participación femenina encabezada por Florence Nightingale en la sanidad de guerra, y luego extendida y normalizada en el mundo como una tarea en la que las mujeres eran una sensible mayoría.
Esta opción o gusto por atender la salud de los demás, mucho tiene que ver con el rol de la mujer en las sociedades occidentales como responsables primigenias de la salud en los hogares, lo que la dota lo mismo del aplauso social, como de la expertise y auto impulso para su profesionalización en los temas de salud, destacadamente, en el ámbito público.
Así pues, el que la mayoría en el personal médico sea del sexo femenino, proviene de una consolidada tradición y acción que coloca (una vez más) a la mujer en las áreas de mayor humanismo y entrega a la sociedad.
Ya en este avanzado siglo XXI, cuando al menos en México se han superado los debates de la paridad como método de equilibrio social, encontrarse con estadísticas como la señalada, además de sorpresivo es preocupante.
No sólo por los números que grafican la realidad, sino, sobre todo, porque tales números implicarían de suyo que las mujeres tuvieran una representación equivalente a su masa de acción en el sector.
Que no suceda así nos habla ciertamente de una inercia de mando masculino, pero también y preocupantemente (he de acotar que me consta), de una mayor actividad de reclamo de espacios por parte de ellos y que es atribuible, más a la falta de intención o articulación de las mujeres, que al tradicional dominio de los hombres.
En la aviación sucede lo mismo, por ejemplo, en las tripulaciones de sobrecargos (subrepresentadas en cargos directivos), quienes más que por impedimento, prefieren dejar pasar las oportunidades de ascenso, promoción o dirección.
Las cifras ahí están, es necesario replantearse por qué, en entornos favorables y propicios, la subrepresentación subsiste.
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