LOS PASOS DEL DICTADOR / LA OPINIÓN DEL ABOGADO NAKACHI
14/03/2024
Los pasos del dictador / #Dimittis
Nacido en el sureste mexicano, en su tiempo protagonizó la vida pública del país durante decenios. La última ocasión que ejerció el poder lo hizo de forma despótica.
Gustoso por las ceremonias en medio de la parafernalia del poder, se distinguió por la pompa y las fiestas, pero detestaba todos esos compromisos que exige la gobernanza.
Para no quebrarse la cabeza, cuando lo creía prudente para la nación, se retiraba a su Hacienda. Esa de la que aún se cuentan tantas leyendas sobre su origen.
Alegó fraudes y siempre conspiró contra quien ejercia el poder hasta provocar alguna asonada. Para quien ejerciera el poder, sin importar el color partidario, se volvió la piedra de tropiezo. Pulió y se volvió un experto en eso que hoy conocemos como “sedicioso profesional”.
En su último mandato −y en parte por la tragedia que él provocó− aseguró que regresó a Palacio Nacional porque el pueblo lo aclamó para que pusiera orden en la administración pública, a la sazón caótica.
“Llego al poder porque el pueblo está harto de la inmoralidad y me han investido para ponerle orden y justicia a este país”, aseguró el dictador. Poco le faltó para decir que él ya no se pertenecía, que se debía al pueblo.
Su primer acto de gobierno fue desconocer la Constitución vigente y con sus corifeos en el Congreso, proclamaron un cuerpo legislativo hecho a la medida del sátrapa. Como todo tirano, gobernó por medio de decretos.
Publicó un instrumento ominoso a los ojos del siglo XXI, que denominó Bases para la Administración de la República, hasta la promulgación de la Constitución. Fundado en este cuerpo normativo, el dictador “para resolver lo que más convenga a la nación”, se otorgó poderes omnímodos
Para gobernar nombró a un Consejo de Estado, donde quien lo presidiera sería nombrado por el tirano. Puso en receso al Congreso Federal y a los distintos Congresos locales; es decir, a todos los legisladores los mandó a sus casas.
Algo parecido ejecutó con los distintos gobernadores, todos quedarían sujetos a sus órdenes, pues para él el deber de éstos era obedecer al primer magistrado de la nación; o sea, a él.
Su relación con el Poder Judicial fue peculiar, todo ministro de la Corte sería nombrado por él. Qué mejor juez en México que el soberano presidente de la república. Así sin más.
De las garras del autócrata tampoco escaparon los recursos públicos. A solicitud expresa del tirano, dispuso que solo él disponía del erario del pueblo y nadie más.
Por tanto, para la ejecución de las obras públicas, por aquello de la urgencia y el cuidado del erario, el gobierno celebraría contratos con quien dispusiera su guardián del erario; es decir, él.
En su larga carrera militar y política conoció el país hasta sus entrañas. Desarrolló ese talento para oler el descontento social y las filias del mexicano. Supo cómo pocos que su modelo tiránico generaría encono e intrigas.
Resolvió apretar del pescuezo a todo lo que oliera a oposición. Los calificó de “enemigos de la unidad de la república”.
Y fue más allá, todo aquel conspirador, tanto en prensa escrita como en alguna plaza pública o rincón privado que hablara mal del supremo gobierno, sería acusado de traición a la patria y juzgado militarmente. Por lo que en consecuencia sería fusilado.
Para todo político opositor en tiempos del megalómano “salvador de la patria” hubo de dos sopas: exilio o panteón.
El dictador no fue ajeno a eso de ser arropado por el pueblo. Quiso tantear el cariño del pueblo y se le ocurrió la idea de una consulta popular para presumir de su legitimidad.
De esa fantasía, surgió la “consulta popular de revocación de mandato”. ¿Está usted de acuerdo que continue el presidente de la República con las mismas facultades de forma indefinida?
Para cerrar la pinza de la tiranía “legal”, propuso dos acciones:
- Que en la posible sucesión, fuera el presidente quien tendría derecho a escoger a su posible sucesor en la silla presidencial.
- Solo que bajo pretexto de cuidar los intereses que más convienen a la nación, el presidente en funciones pondría restricciones al siguiente presidente;
- El Consejo de Estado (que él nombró) le otorgaron un título especial, además de Capitan General, sería nombrado como ALTEZA SERENÍSIMA.
No cabe duda que no hay nada nuevo bajo el sol. Todo ya está vivido. En la historia podemos encontrar muchas pistas para entender el presente y desde luego, modificar nuestro futuro.
La historia nos ayuda a entender que en su desastroso gobierno, AMLO no siguió los pasos de Hidalgo, Juárez, Morelos o Cárdenas, sino los pasos del dictador veracruzano Antonio López de Santa Anna.
Si revisamos la historia, la respuesta al tirano decimonónico fue una revolución liberal desde la población de Ayutla en Guerrero que se ejecutó con velocidad ante la cobardía del tirano que se fue al exilio y no regresaría a México hasta décadas después para ser depositado en el basurero de la historia.
Lo que reclamaron Florencio Villareal, Comonfort y Juan Álvarez en su plan fue deponer al dictador Santa Anna, nombrar a un presidente temporal quien a su vez en 15 días convocaría a un nuevo Congreso con el fin de establecer el orden republicano y democrático.
Dicen que el valiente vive hasta que el cobarde quiere. Tanta propaganda, terror, violencia desatada de forma deliberada y criminal tienen el fin de controlar. En política no hay coincidencias y sí causas, fines perversos.
Pues bien, en nuestra incipiente democracia, hoy amenazada por el dictador en ciernes, en los próximos meses toca a esta generación, ya de lleno en la campaña electoral más importante de nuestra historia, responder a los desafíos de este México que cada día se nos hace añicos.
No hay mayor poder en este país en este momento que el voto ciudadano.
Tener conocimiento de cómo fue y qué pretende el personaje que ejerce el poder desde Palacio Nacional, nos permite saber la caja de pólvora en la que estamos parados.
Pero también el destino de todo aspirante a dictador o tirano en funciones. Que nadie se diga engañado ni el propio AMLO.
Huroneo
La candidata del presidente no levanta, está reculada y cómo no habría de estarlo sí la tiene complicada. Defender un régimen destructivo, corrupto y criminal no es cosa sencilla.
En cambio, Xóchitl Gálvez en dos semanas de campaña (de doce) no solo ya cuajó, sigue volando sin límites. El demagogo está aterrado y ya comienza a hablar de fraude electoral.
Cayetana vino a sacudir a nuestra juventud hoy tan anestesiada con las becas Benito Juárez y del Bienestar.
No hay dictador o aspirante a serlo que pueda contra el poder ciudadano. ¿Es muy complicado entenderlo?