LA DEMOCRACIA A PRUEBA: UN AÑO DECISIVO PARA EL MUNDO

24/03/2025
La democracia a prueba: un año decisivo para el mundo / #PuntoDeQuiebre

Este 2025, en lo que respecta a aspectos electorales, más de 70 países celebrarán elecciones, lo que representa casi la mitad del planeta eligiendo a sus líderes.
Desde potencias como Alemania y Canada hasta naciones más pequeñas como Bolivia y Bielorrusia millones de personas acudirán a las urnas con la esperanza de cambiar su futuro o de mantener el rumbo actual.
Sin embargo, estas elecciones no solo decidirán quién gobernará y quienes serán sus representantes legislativos, sino también pondrán a prueba la fortaleza del sistema democrático en un mundo cada vez más dividido.
La democracia ha fallado no en la forma de elegir representantes, sino en la distribución de la riqueza y la cada vez más grande diferencia económica entre los millonarios y los pobres, un fenómeno global.
En muchos países, la desconfianza en las instituciones ha crecido. Acusaciones de fraude, campañas de desinformación y la manipulación de redes sociales han hecho que la gente dude del valor de su voto.
Además, la polarización extrema ha convertido a las elecciones en verdaderas batallas ideológicas, donde la rivalidad entre partidos supera el interés por resolver los problemas reales de la población y donde muchas veces gana el que más promete y quien no tiene proyectos reales y viables.

A esto se suma la inestabilidad global: conflictos como la guerra en Ucrania o la violencia en Medio Oriente no solo afectan a las regiones involucradas, sino que también influyen en las decisiones políticas de otros países.
En algunos casos, gobiernos autoritarios intentan aprovechar esta situación para debilitar democracias o influir en sus elecciones, ya sea financiando candidatos afines o difundiendo noticias falsas.
El resultado de estos comicios masivos no solo definirá el rumbo de cada país, sino que también enviará un mensaje claro sobre el estado de la democracia en el mundo. Si los ciudadanos participan activamente y exigen elecciones limpias y transparentes, la democracia saldrá fortalecida.
Pero si la apatía o el desinterés ganan, el riesgo es que los gobiernos autoritarios y las agendas populistas continúen avanzando, debilitando las libertades individuales.
Este año, más que nunca, el voto no solo elige gobernantes: defiende la democracia misma, defiende las libertades y las instituciones aunque imperfectas, tan necesarias y vigentes como la propia necesidad de un Estado rector.
¿Y México?

En México, la jornada electoral será especialmente polémica y trascendental. Aunque no se elegirá presidente, los ciudadanos votarán por jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial, algo inédito en la historia del país.
El problema es que la mayoría de los mexicanos no conoce a estos perfiles, pero la clase política sí. Esto abre la puerta a que intereses partidistas influyan en un poder que, por naturaleza, debería ser autónomo e imparcial.
Más que fortalecer la democracia, esta reforma podría debilitar la independencia judicial, poniendo en riesgo las decisiones que protegen los derechos ciudadanos.