JAIME SABINES EL POETA AMOROSO QUE HABLÓ CON LA MUERTE
Cultura Sobre Ruedas
La opinión de Pilar Jiménez Trejo
29/03/2023
Jaime Sabines el poeta amoroso que habló de la muerte para celebrar la hermosa vida será recordado este miércoles 29 de marzo en la Casa que lleva su nombre en alcaldía Álvaro Obregón.
Este miércoles en la Casa Jaime Sabines (Av. Revolución 1747, San Ángel, Álvaro Obregón, CDMX) a las 18 horas, se llevará a cabo una lectura sobre la obra del poeta y se presentarán algunos fragmentos del recital que ofreció en Nueva York en octubre de 1995, un documental que por primera vez se verá en México.
También se recordará la trayectoria Raquel Delgado quien fue en 1996 la encargada de la Casa Jaime Sabines cuando se inauguró el 1 de marzo en un gran homenaje al poeta por sus 70 años, y quien murió el pasado 9 de marzo de este año, ambos, Sabines y Raquel Delgado, nacieron y murieron en marzo, el mes que celebra el El Día Mundial de la Poesía, cada año el 21 de marzo.
Un 25 de marzo de 1926 nació el poeta Jaime Sabines, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el autor que se convirtió en las últimas cuatro décadas del siglo XX en el poeta mexicano más leído, pero los lectores de Sabines van más allá de México, existen antologías de su obra en distintas lenguas del mundo sobre todo inglés, francés, alemán, italiano, chino, japonés, o árabe, el idioma que hablaba de niño su padre, el Mayor Sabines.
¿Pero quién fue este poeta que sigue atrayendo multitudes de lectores en América Latina y España?, jóvenes que no lo vieron, pero repiten de memoria sus versos sobre el amor, la muerte, la soledad o la condición humana, y ahora nuevos lectores siguen adquiriendo la reediciones de su Recuento de Poemas.
Jaime Sabines Gutiérrez, nació en la primavera de 1926, un 25 de marzo, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en el sureste de México. Hijo de Julio Sabines, quien había llegado de Líbano a América siendo un niño, y que, como pocos extranjeros, logro ingresar al Ejército Mexicano, en 1914 llegó a Chiapas como capitán de las tropas de Venustiano Carranza, alcanzó el grado de Mayor en el Ejército.
La madre de Jaime, Luz Gutiérrez, hasta su juventud formó parte de la aristocracia chiapaneca, sabía tocar piano y violín; a su hermana, la Tía Chofi, contaba el poeta, la bañaban con leche de burra para conservar su cutis blanco y terso; un tío abuelo de ellas, Joaquín Miguel Gutiérrez, fue gobernador de Chiapas, por eso la ciudad de Tuxtla lleva el apellido: Gutiérrez. Ella perteneció a esas familias de hacendados que perdieron todo con la Revolución.
Jaime Sabines tuvo dos hermanos Juan y Jorge. El poeta fue el menor. Su infancia y adolescencia transcurrieron en la provincia de Chiapas.
Muchas noches de su niñez, su padre solía contarle a él y sus hermanos las historias que su memoria había conservado de ese libro islámico: Las mil y una noches. Años después, el poeta reconocería en aquella tradición oral su primer contacto con la literatura.
Los mejores años de su infancia los pasó en «La lomita», un ranchito que su padre compró en las afueras de Tuxtla. Allí toda la familia trabajaba; a Jaime le gustaba llevarse el rebaño a pastar. Tenía 11 años y solía ocultar en la bolsa de su pantalón un cigarrillo que más tarde se fumaba acostado en el campo, mirando al cielo.
Su interés por la poesía sucedió desde temprana edad: de niño su madre le hacía recitar poemas. Sabía de memoria El declamador sin maestro, libro compuesto por 114 versos clásicos. Leyó a Jorge Isaacs, Víctor Hugo, León Tolstoi, Fiodor Dostoievski, Honoré de Balzac y Alexandre Dumas.
En la secundaria se convirtió en el orador oficial. Su hermano Jorge, — «que era el que escribía»—, y su madre, lo obligaron a participar en un concurso estudiantil de poesía para el día del maestro. Con sorpresa recibió la noticia de haber obtenido el primer lugar.
Pero los versos no habían sido escritos por Jaime… Tenía 16 años y a partir de ese «fraude», sintió la obligación de escribir. A los 17 años, críticos chiapanecos le auguraban como: «un futuro gran valor de las letras chiapanecas». Por esos años leyó a : Federico García Lorca, Antonio Machado, Miguel Hernández, León Felipe, Walt Whitman, Vicente Huidobro.
En 1945 tuvo que cambiar Tuxtla por la hostil Ciudad de México. Tenía que emigrar para estudiar Medicina, tres años de angustia le bastaron para comprender que esa no era su profesión. En ese tiempo de soledad pudo leer y escribir desesperadamente.
Allí La Biblia, se convirtió en su libro de cabecera; leyó a Pablo Neruda, James Joyce, Aldous Huxley, Friedrich Nietzsche, Cesar Vallejo, Charles Baudelaire, Omar Khayyám y Rabindranath Tagore… Sabines dijo que en esos años de sufrimiento y soledad se hizo poeta.
Volvió a Tuxtla para ver a su familia y le confesó a su padre que terminaría la carrera de medicina, pero nunca la ejercería.
Entonces el mayor Sabines le dijo que estudiara lo que él quisiera, pero estudiará, así en 1949, regresó a la capital para estudiar Lengua y Literatura Castellana, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México que entonces se encontraba en el centro de la ciudad.
Sus compañeros escribían, leían, pintaban, se emborrachan, se enamoraban.
En la soledad de su cuarto al joven Sabines lo acompañaban un bote de café, una parrilla eléctrica, sus cigarros Delicados sin filtro, el radio con música de Bach, y los libros y autores con los que entonces dialogaba.
En aquellas madrugadas el poeta se echaba sobre la cama y escribía y leía y escribía, a veces hasta la mañana siguiente.
En ese periodo escribió «Los amorosos», uno de sus poemas más conocidos y donde ya estaban los temas que lo obsesionaría en su obra: la soledad, el amor, la muerte, el paso del tiempo, la condición humana… Así nació Horal , con H, su primer libro fue un libro de horas, publicado en 1950 cuando Sabines tenía 23 años.
En 1951 aparece su segundo libro La Señal. Y en unas vacaciones en Chiapas escribe Adán y Eva, su primer poema largo que sería publicado once años después.
En 1952, durante una estancia con su familia en Tuxtla, su padre sufre un accidente y esto lo obligó a quedarse… meses después decide casarse con Josefa Rodríguez, «Chepita», su novia desde la preparatoria.
Se hace cargo de «El Modelo», una tienda de telas que era de su hermano Juan. Tras ese mostrador, con la noticia del pronto nacimiento de su primer hijo, escribe su poema: Tarumba (1956), del que decía era «un canto a la sobre vivencia», uno de sus libros cruciales.
En 1959 Jaime Sabines obtiene el Premio Literario que otorga el Gobierno del Estado de Chiapas; a éste le seguirán más de una decena de reconocimientos entre ellos el Premio Xavier Villaurrutia, el Nacional de Ciencias y Artes (1983). Sabines dijo que poesía para él más que una vocación, fue un destino que lo atrapó para siempre.
Sabines volvió a la Ciudad de México, para trabajar con sus hermanos en una fábrica de alimentos para animales. De establo en establo, recorría la ciudad con su camión repartiendo alimentos, actividad lo acompañará durante 17 años.
En esos años la familia Sabines Rodríguez estaba completa: Jaime y Josefa con sus cuatro hijos Julio, Judith, Julieta y Jazmín, todos con nombres con J, para por elección del poeta.
En 1961 publica dos libros: Diario semanario y poemas en prosa y Poemas sueltos. Un año después la UNAM decide reunir su obra, hasta entonces escrita, en el volumen Recuento de Poemas.
Por ese tiempo su padre enferma de cáncer y el poeta, como una imposición natural ante el dolor y la cercanía de la muerte, comienza a escribir los versos que se han convertido en uno de sus más importantes poemas: Algo sobre la muerte del Mayor Sabines. El 30 de octubre su padre fallece y Sabines abandona el poema… Pero en 1964 la imposición del tema de la muerte lo obliga a escribir la segunda parte de ese largo soneto, que se publica hasta 1973. Antes ya había publicado Yuria (1967) y Maltiempo (1972).
En 1976 Jaime Sabines incursiona en la política y es diputado por PRI en Chiapas. Su hermano Juan había sido electo gobernador del estado, y Sabines vuelve a su tierra natal para trabajar con su hermano.
Aparece una nueve recopilación de su obra, la editorial Joaquín Mortiz publica Nuevo recuento de poemas en 1977, casi una década después la serie Cultura Populares de la Secretaria de Educación Pública hizo una reedición del este libro con un tiraje de 40 mil ejemplares que se agotó de inmediato.
En 1983 el poeta compra un rancho cerca de los Lagos de Montebello, Chiapas, al que bautiza como «Yuria», igual que uno de sus libros. Allí Sabines siembra, ordeña vacas, monta a caballo, juega con su perro y su gato, escribe y juega ajedrez.
En 1986, para festejar sus 60 años, la UNAM y el INBA le organizaron un homenaje: escritores, poetas y periodistas impartieron diversas conferencias en torno a su figura y obra; los festejos cerraron con una lectura de sus poemas, y allí Sabines reunió, como ningún escritor mexicano antes lo había logrado, a cientos de lectores.
El poeta comienza a combinar su vida entre «Yuria» y la ciudad de México.
En 1987 la editorial alemana Vervuert de Alemania publica una antología de Sabines, que lleva por título: Dein Kšrper neben mir (Tu cuerpo está a mi lado). Años después se publican otras antologías en Bulgaria, Cuba, Estados Unidos, Canadá, Chile, Francia y España.
Además sus poemas se incluyen en antologías de poesía hispanoamericana editadas en más de una veintena de países.
El poeta vuelve a ser electo diputado, pero ahora por la ciudad de México. Y decide volverse definitivamente en la Ciudad de México.
En noviembre 1989, durante un viaje a Chiapas, resbala en un pequeño escalón y se fractura el fémur de la pierna izquierda. A partir de entonces la enfermedad comienza a golpear su cuerpo que sufrió más de 40 operaciones.
Sin embargo éste poeta que canta a la muerte para celebrar la hermosa vida, y que quería permane er alejado de los reflectores de la fama, tuvo que acceder en el último lustro a ofrecer varios recitales de poesía a los que asistieron multitudes que superaron las 10 mil personas.
Ya era, pese a él, el poeta más popular de mexicano. La empresa telefónica más grande de México editó una antología de Sabines con un tiraje de 500 mil ejemplares.
En los últimos años el poeta fue invitado a viajar a ciudades de México y el extranjero para presentar nuevas ediciones de su obra, traducciones y lecturas de sus poemas en varias ciudades, una fue Nueva York.
En octubre de 1995 fui Nueva York porque mi amigo, el poeta Mario del Valle, editor de Papeles Privados, preparó una antología bilingüe de mi obra que tradujo el poeta neoyorkino W.S. Merwin, quien en los años setenta ya había traducido algunos de mis versos. Dos años tardó el poeta neoyorkino en traducir esa antología que titulamos Pieces of Shadow.
El Instituto Cervantes y el Consulado de México en Nueva York apoyaron el proyecto, y Merwin, que para entonces vivía en Hawai, viajó a Manhattan, mientras yo viajaba también a esa espectacular ciudad en la que estaba por primera vez en calidad de poeta, para leer juntos, en la catedral de San Juan el Divino, un lugar de gran belleza, la iglesia episcopal más grande de Estados Unidos.
Me impresionó que esa tarde del martes 24 de octubre, entre el público había más de trescientas personas escuchándonos. Hacía 10 años que yo no leía mi poesía en público.
Se organizó una gran publicidad, y los dos poetas tuvimos que aguantar entrevistas de distintos medios, periodistas y sesiones fotográficas, y toda esa parafernalia.
Leímos mi poesía, cada uno desde un púlpito es esa catedral. W.S. Merwin se instaló, en el extremo derecho de la catedral, y yo en el izquierdo, y se inició la lectura de poesía, alternándose las voces, yo leía mi poema en español, y él su versión al inglés.
Merwín, que hacía veinticinco años había hecho la primera traducción de un poema mío, y dijo que mi obra era muy fuerte, no dulce, sino más bien brava.
Estuvimos en Manhattan una semana: Chepita, mi hijo Julio, su esposa Marisela; Mario y su mujer. Comimos en lugares extraordinarios y visitamos calles famosas y tiendas de todo tipo.
Y lo más increíble, hicimos un vuelo en helicóptero, y gozamos Manhattan desde las alturas: mirando por un lado el río Hudson de Walt Whitman y por el otro el East River que atraviesa el espectacular puente de Brooklyn».
Después de ese viaje Sabines fue invitado a festivales de poesía en Rotterdam, París, Madrid, Québec… En esos años solamente quiso dar a conocer un nuevo poema: «Me encanta Dios».
El viernes 19 de marzo de 1999, murió Jaime Sabines, víctima «del Príncipe Cáncer». Murió en su casa, al sur de la ciudad de México, bajo los cuidados de su familia…. Antes de morir, ya sin hablar, sus ojos azules se quedaron mirando a través de la ventana de su habitación: al otro lado una buganvilia comenzaba a florecer tras la cercanía de la primavera. Seis días después el poeta habría cumplido 73 años.
Pilar Jiménez Trejo es la autora del libro Sabines Apuntes biográfico, editado por Tusquest y ahora en versión audio libro en Audible de Amazon, un libro a partir de 10 años de conversaciones con el poeta.
https://www.amazon.com.mx/Sabines-Apuntes-biogr%C3%A1ficos-ebook/dp/B00OABY97A