EL SEGUIDOR DE DON BENITO / LA OPINIÓN DEL ABOGADO NAKACHI
25/03/2024
El seguidor de don Benito / #Dimittis
En muchísimas ocasiones el presidente López Obrador se ha definido como juarista. En un acto demencial a los ojos de la cordura pero pegador para sus fanáticos, hace unos días el presidente aseveró que al benemérito se acerca para rogar de su consejo en temas delicados para la nación.
Más allá de la demagogia presidencial, ¿sigue AMLO los pasos del benemérito de América? ¿Cómo encajaría don Benito, el restaurador de la república en el contexto actual donde dicha república agoniza?
Veamos cómo fue el pensamiento juarista y cómo respondió este político del siglo XIX a los desafíos de su tiempo.
Comienzo colocando el tema toral en la mesa.
Cómo Juárez pensó y ejecutó la lucha contra el crimen organizado de su época.
El siete de julio de 1859 en el puerto de Veracruz, Juárez publicó la Justificación de las Leyes de Reforma.
Es el documento donde el benemérito dejó muy claro su pensamiento. En materia de seguridad, cito al propio don Benito:
Una de las primeras de ésta (nación) es hoy la de atender a la seguridad en los caminos y poblaciones, para extinguir los malhechores que se encuentran en unos y otras, no sólo por los inmensos males que la subsistencia de esa plaga causa interiormente a la Nación, paralizando el movimiento de su población y riqueza y manteniendo en constante alarma y peligro para la vida y los intereses de sus habitantes, sino porque ella desconceptúa al país cada día más y más en el exterior, e impide que vengan a radicarse en él multitud de capitales y de personas laboriosas que por esa causa van a establecerse en otros puntos.
Por tales razones, el Gobierno está firmemente resuelto a trabajar sin descanso en remediar este grave mal por todos los medios que estén a su alcance…
En el largo gobierno de Juárez (1858-1872) al salteador de caminos si se le agarraba in fraganti se le colgaba para que sirviera de escarmiento. En esa época para brindar protección en las carreteras, se configuró la temida (por los criminales) Policía Rural.
Ahora hay que decirlo como es: político pragmático, don Benito jamás hubiera pactado con el crimen organizado. Menos hubiera dejado libre a un delincuente o líder de algún cártel.
Recuerde usted cómo acudieron a él figuras de la talla de Víctor Hugo para clamar por la vida de Maximiliano. Sólo que Juárez no se tentó el corazón, no se andaba por las ramas, para él la ley sí era la ley.
Hago gala de la imaginación, sobre la ocurrencia demagógica criminal del “abrazos, no balazos”, el benemérito lo combatiría así: para el delincuente, “abrazos no, balazos”.
Paso al pensamiento económico juarista.
Juárez, supo que había que generar una clase propietaria (que a la sazón no existía). Para lograrlo, ejecutó el cuerpo jurídico conocido como Leyes de Reforma. En éstas al clero le nacionalizó sus bienes y a las comunidades indígenas los obligó a desamortizar sus bienes.
Aquí viene lo que lo separa de muchos políticos: al ejecutar la Ley, las tierras y propiedades no se las quedó el Estado hasta robustecerlo con el fin de estatizar la economía. Las remataron a particulares.
El propósito fue fomentar la inversión privada, sobre todo extranjera, capaz de fortalecer la propiedad y riqueza particular.
Tuvo muy claro que el papel del Estado es garantizar la armonía jurídica capaz de brindar certeza a la inversión privada y en ese círculo virtuoso construir vías de comunicación hasta desarrollar el país.
Tal y como lo ejecutó. Con él, comenzó la operación de los ferrocarriles en México.
Con la ventaja que otorga el conocimiento del pasado en armonía con el presente, aseguro que don Benito, ni por equivocación se hubiera atrevido a cancelar el NAIM.
Estaría radiante en Palacio al provocar la inversión extranjera en un proyecto de tal envergadura. No pensaría en estatizar la industria eléctrica, sino dejaría en manos de los particulares la inversión.
Él ofrecería un Estado de Derecho para atraer mayor inversión sin distinción de la nacionalidad. Seguro desde donde se halla, se mofa cada que puede de la patraña esa obradorista de “en rescate de la soberanía nacional”.
Juárez, celebró un tratado de libre comercio con los EE. UU. El ominoso, McLane-Ocampo (aunque jamás entró en vigor). Fue un ferviente convencido de la globalidad (él sí entendía el mundo).
Tuvo claro que no se podía amar y promover la libertad y al mismo tiempo odiar al país modelo universal de la democracia y la libertad como es el país vecino del norte.
No fue un mandatario que promoviera las ideas del Estado Benefactor. Siempre puso su propio caso como ejemplo, pues se quitó el calzón de manta para hacerse ciudadano y jamás volvérselo a poner.
En su autobiografía, Apuntes para mis hijos, lo cito: “… de no salir de Guelatao, estaba condenado a la más estúpida y ancestral de las miserias… Tuve nostalgia en dejar a mi familia, pero entre el sentimiento y razón, ganó la razón y salí el 18 de diciembre de 1818 a Oaxaca”.
¿Puede usted imaginarse el enojo de Juárez cuando el demagogo López Obrador denominó esa otra patraña más a los mexicanos: becas “Benito Juárez”?
¿Cuál fue la relación de Benito Juárez ante la prensa crítica?
En su tiempo, el benemérito de América no solo tuvo oposición en el Partido Conservador y el Clero. Son ilustrativos los cartones de la época en el Monitor Republicano o el Siglo Diez y Nueve, donde lo caricaturizaban como un toro bufando con los ojos rojos llenos de irá o sentado en la silla presidencial gigante y él, enano.
No se sabe el dato, que don Benito haya censurado o exiliado a un solo periodista, crítico o editorial. De todos fue respetuoso.
El uso que le ha dado este gobierno a la figura juarista es más en el discurso demagógico que siguiendo su obra; es decir, un engaño más.
Por lo anterior, y en la agonía de su trágico gobierno, donde sin pudor AMLO nos ha demostrado en lo hechos su máxima de que por el bien de todos, primero los dictadores. Si es que lo llama, el benemérito de América ni lo escucha.
López Obrador no sigue a Juárez, nunca lo seguiría; en cambio, sigue los pasos de Antonio López de Santa Anna.
O a lo mejor el demagogo, fiel a su estilo, fue sincero y nos engañó con la verdad. Sí pide consejo a don Benito… Mussolini.
Huroneo
El presidente está desesperado, ya olió su derrota en las urnas este dos de junio. Adorador de los dictadores, cada día se radicaliza más.
Ya echó a andar con desparpajo la maquinaría de propaganda aunque viole la ley. Trae pleito cantado con su antiguo aliado el magnate Ricardo Salinas. Llamó de nuevo en la primera línea al “Dr. Muerte”.
Nos dijo sin pena que pide consejo a los muertos. Como todo demagogo bananero, al choque con la realidad, su respuesta es pisar al fondo el acelerador de la demagogia. Va directo al basurero de la historia.