RODRIGO DE LA SIERRA PRESENTA SU PRIMER PINTURA
CULTURA SOBRE RUEDAS
10/01/2023
- El escultor Rodrigo de la Sierra presenta su primera pintura monumental Look up, que formará parte de la colección de la Fundación de su colega Sebastian.
«En el cuadro hay varios Timoteos, en el interior de una viga, como en penumbra, mirando al frente absortos, como la una representación de la mediocridad, y solo hay que mira hacia arriba, a ese personaje le da una luz justo en la cabeza, que logra iluminar un poco a todos los demás, ese personaje representa el pensamiento individual; porque la gente que actúa como individuo es inteligente, creativa; mientras que las personas que mira en masa son estúpidas» explica sobre la obra De la Sierra.
El escultor Rodrigo de la Sierra (Ciudad de México, 1971) presenta hoy su primera pintura monumental para la colección de la Fundación de su colega Sebastian, y que formará parte de las obras en gran formato de este recinto cultural, una iniciativa que en más de una década ya cuenta con casi un centenar de piezas de destacados artistas de México y el mundo.
Se trata de una pintura basada en su escultura Look up que está realizada en técnica mixta sobre tela -acrílico y óleo- y es un lienzo de cinco metros de largo por tres de alto.
De primera profesión arquitecto, y luego curso la carrera de Artes Plásticas, de la Sierra se ha desarrollado profesionalmente como escultor desde el 2005, año en el cual creó a Timoteo, su álter ego y más grande obra con la que en relativamente poco tiempo, para un artista, ha alcanzado gran reconocimiento en México y el mundo.
Timoteo es un personaje creado por De la Sierra inicialmente como una crítica a su propia persona, no para mofarse, sino para evidenciar los estereotipos en los caía con un toque irónico o cierto sarcasmo; el paso de los años lo llevó a concebir al personaje como un observador de la sociedad, logrando un diálogo en el que su personaje se fue convirtiendo en un antropólogo visual, una figura que señala los lugares comunes y absurdos de la sociedad contemporánea, y también para decirnos que «la vida es demasiado seria para tomarnos tan en serio».
«La figura tiene una personalidad muy fuerte, por eso se ha convertido en un observador crítico; un ciudadano del mundo, un personaje de a pie, un gordito con un traje desgarbado, sin mayor atributo que el de ser un hombre común que se transforma en un héroe anónimo sosteniendo esta gran madeja de engranes que es la sociedad y que hacen mover todo.
Existe una idealización por la figura humana, que debe ser delgada, bella, pero yo lo concebí con elementos notoriamente «desapercibidos» como los que tiene Timoteo: los rasgos de la cara solamente con ojos y nariz, sin boca, un sujeto dentro de una urbe que sigue el código de etiqueta de llevar un traje, un ser al que nada más le importa cumplir la regla del protocolo, no busqué una característica específica, puede ser un hombre o una mujer, un joven o un viejo, o un chino, un europeo o un americano, no quise marcar una identidad clara del personaje.
Estoy cierto de que las cosas no se dicen, se hacen, y al hacerlo, se dicen solas, y Timoteo ejecuta su diálogo con el lenguaje corporal, no necesita gesto, ni hablar. Considero que mi obra es narrativa y cada pieza una más hay que mirarla para concebir una historia», cuenta este escultor que en 2021 apareció en la revista Forbes dentro del Top 10 de los 100 Mexicanos Más Creativos en el Mundo.
El nombre de Timoteo -explica- es un juego de palabras que utilizó para mostrar la relación que existe entre cuerpo y alma: Timo, que significa energía vital en griego, es la parte humana de acción tangible, lo que tocamos.
Teo, que los griegos definían como Dios, es la parte emocional, espiritual, donde están los deseos, las frustraciones e incluso los miedos. Por eso cuando Timoteo en las distintas esculturas que aparece, simboliza algo intangible como una emoción, un deseo o una tristeza.
Rodrigo de la Sierra y el escultor Sebastian se conocieron ya hace más de una década, y muy pronto comenzaron una amistad que con los años los ha llevado incluso a trabajar proyectos juntos. Por eso la historia del cuadro es larga.
«Varios meses antes de la pandemia Sebastian me dijo: Me gustaría que hicieras un cuadro para la Fundación. Yo le respondí: Querido Sebastián ¡yo no hago pintura! Pero me convenció, me mandó el lienzo y lo acepté como un experimento. Lo fácil para mí hubiera sido presentar en relieve una escultura de algunos Timos, lo que significaría no salir de mi zona de confort, pero la idea de pintar fue una oportunidad para probarme.
Decidí obviamente que debía ser en el marco de lo que yo he hecho, que es Timoteo, luego de analizarlo mucho decidí llevar mi escultura Look up a la pintura y la adapte a ese formato.
Estudié y trabajé durante más de un año, fueron muchas pruebas error, amigos pintores me ayudaron, fue un cuadro que trabajé mucho porque no tengo esa experiencia y esa habilidad de pintar, fue practicar y practicar hasta quedar agotado, incluso creo que fue más cansado que la escultura, la pintura es algo muy íntimo, muy personal, similar al trabajo que hago cuando tallo en madera una obra; algo muy distinto al bronce.
El lienzo me lo dio Sebastián antes de la pandemia, y lo terminé un tiempo después de que ésta «concluyó». Los muchos Timoteos que hay en esta pintura empezaron siendo color violeta, pasaron a ser medio verdes, entonces seguí haciendo capas y capas con óleo y acrílico hasta que logré ese tono medio ocre que buscaba para crear un ambiente oscuro», cuenta en entrevista desde su estudio.
«Al pintar Look up la pieza pude hacerla más dramática en el ambiente, en el escenario, cosa que la escultura no permite.
En la obra hay varios personajes que están como en un corral y casi todos están mirando al frente como absortos, como una representación de la mediocridad, pero hay uno que mira hacia arriba, a ese personaje le da una luz justo en la cabeza, que logra iluminar un poco a todos los demás, ese personaje representa el pensamiento individual, ese que rebasa al grupo colectivo; porque la gente que actúa como individuo es inteligente, creativa; mientras que las personas que mira en masa son estúpidas; tenemos varios ejemplos en donde en colectividad, los pequeños individuos pensantes son los que logran hacer los cambios», precisa sobre la obra.
Aunque Rodrigo De la Sierra estudió primero arquitectura antes que artes visuales, está seguro de que el amor y el cariño por la cultura lo hizo estudiar arquitectura. «Trabajé 12 años en proyectos de construcción, bocetos… luego decidí estudiar artes plásticas como una segunda carrera y no me arrepiento porque mi primera profesión me dio mucha experiencia ya que el ritmo, la forma, la armonía y el color que hay en la arquitectura también son parte complementaria para satisfacer las necesidades propias del ser humano.
Quizá son dos disciplinas relacionadas, en mi caso las puedo diferenciar claramente, en la arquitectura debe haber una metodología para resolver un proyecto, en el arte hay ciertos licencias que te puedes dar para alcanzar lo que estás buscando, sin embargo casi siempre aplico esa metodología que aprendí de los proyectos escultóricos para poder realizar mis propósitos creativos que son muy específicos.
La ascendiente carrera de escultor de Rodrigo de la Sierra, que vive y trabaja en la Ciudad de México, le ha permitido exponer su obra en las ciudades más importantes de países como Italia, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Singapur y México, y ser seleccionado para participar en importantes bienales.
En 2016 recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma del Estado de México, y La Facultad de Arquitectura y Diseño de la UAEM nombra en su honor la Plaza del Arte Rodrigo de la Sierra «Timoteo». En el 2018 en homenaje a su trayectoria profesional y su trabajo de asistencia social, la Lotería Nacional dedica su sorteo a Timoteo. Ese mismo año, Timoteo aparece en el Timbre Postal conmemorando «El día Mundial del Correo».
En 2022, su obra monumental «Horizonte» es seleccionada para presentarse en Venecia, Ha expuesto, entre otros recintos, en el Museo de la SHCP, el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México, el Museo Jumex, el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, el Museo Soumaya y el MACAY.
A la lista se suman el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), así como espacios públicos como La Alameda Central CDMX, la Plaza de Armas de Chihuahua, Metepec, y pueblos mágicos como Valle de Bravo, El Oro, Tepotzotlán y Malinalco.
Mantiene de manera una actividad filantrópica, apoyando a cerca de 20 fundaciones nacionales e internacionales al año; ha participado con la ONU en temas como: la donación de órganos, la mejoría del medio ambiente.
La pintura Look up fue algunas de las obras que trabajo durante la pandemia, un tiempo obligado de detenimiento y reposo que le permitió reflexionar sobre su acelerada carrera como artista y lo que ha logrado en estos años, una trayecto que le mordazmente le permite acuñar esta frase «Todo fue una broma. Atentamente: la vida».