DEFINICIONES IMPORTANTES E IRREVERSIBLES EN TODOS LOS BANDOS
LUMINISCENCIA
La opinión de Adrián Valencia
30/05/2023
Definiciones
Este fin de semana se dio a conocer el método para definir al candidato presidencial del PAN.
Entre los requisitos más polémicos se encuentra el de recabar un millón de firmas de ciudadanos, como respaldo de dicha candidatura.
El planteamiento ha generado distintas reacciones entre la opinión pública, la mayoría de éstas negativas. Sin embargo y ante la premura de impulsar nombres en un contexto en el que la oposición parecía desdibujada, el tema, cuando menos, ya se ha puesto sobre la mesa.
Contar con un millón de firmas ciudadanas implicaría contar con el respaldo de más o menos toda la población de Aguascalientes o de Mérida, por hacer un símil. Si eso parece una labor titánica, falta considerar la gran cantidad de recursos financieros necesarios para cumplir con dicho objetivo.
La decisión ha provocada también incomodidad entre cuadros opositores de otras corrientes, como el Frente Cívico, quienes previamente habían expresado su interés en construir una candidatura común con el blanquiazul y el resto de las fuerzas de oposición.
Lo cierto es que en una carrera en la cual la oposición parece llevar desventaja, pues las “corcholatas” del oficialismo llevan cuando menos un año promoviéndose entre la población; la medida pareciera una complicación innecesaria e imposible de alcanzar para algunos, pues como dicen por ahí “cada quien se tendrá que rascar con sus uñas” para lograr tal proeza.
Como antecedente, por ejemplo, podemos tomar las 850 mil firmas que se pidieron en 2018, como requisito indispensable para registrar una candidatura independiente ante el INE y en cuyo intento se quedaron muchos.
Y es que una empresa de ese tamaño implica la capacidad de movilizar redes de apoyo, armar giras por las diferentes entidades, realizar eventos o reuniones públicas, así como rentar espacios y pagar transportes, entre muchos otros aspectos.
Eso sin contar, claro está, que estamos a menos de 15 meses de la elección presidencial del 2024 y que un proyecto de esa naturaleza implica por lo menos seis meses de trabajo, es decir la mitad del camino.
Sin embargo, repito, por lo menos las reglas del juego ya están sobre la mesa y de cada uno de los aspirantes dependerá decidir si juegan o no bajo éstas.
El anuncio de la dirigencia nacional albiazul, por cierto, llega en la antesala de la jornada electoral en la que se decidirá el futuro del Edomex y de Coahuila; y cuyos pronósticos parecen apuntar a que el primero será para Morena y sus aliados, y el segundo para la coalición PRI-PAN-PRD (si se mantienen los pronósticos de las últimas encuestas).
Una vez transcurrida la jornada del 4 de junio y conociéndose ya a los ganadores, vendrán definiciones importantes e irreversibles en todos los bandos.
El PAN tendrá que decidir si lanza o no con sus aliados a la contienda del veinticuatro, aún y cuando parece haberse adelantado en el método de elección del candidato.
De concretarse, tendrá que venir el dialogo necesario con partidos como Movimiento Ciudadano, que cuenta hoy con una amplia simpatía entre el electorado y que no ha decidido si se suma al gran bloque opositor.
Por su parte, en Morena es probable que aquellos indecisos comiencen a cerrar filas con su “corcholata” favorita, para iniciar el trabajo más duro y disciplinado rumbo a la Presidencia, pues a partir de ese punto, quien no se acerque a los respectivos proyectos no será tomado en cuenta en un escenario de triunfo.
O como decimos en campaña, quien no salga en la foto no estará en la mesa.