DEFENSORES DE LA DEMOCRACIA / DESDE CABINA
DESDE CABINA
La opinión 20/12/2022
Defensores de la democracia
Muchos integrantes del régimen actual han dicho que en el ADN del PRI no está ser un partido defensor de la democracia y que su historia necesariamente está ligada a una contradicción histórica: ser una organización política nacida de una revolución pero «institucionalizada», que le quedó a deber mucho a millones de mexicanos.
Sin embargo, nadie podrá negar que la gran mayoría de nuestras instituciones que hoy le dan soporte a lo que queda de nuestra maltrecha democracia, surgió precisamente en la época en la que el PRI construyó al México moderno.
Hoy, que el debate se centra en la modificación de las reglas bajo las cuales se transformó la vida política del país y surgió un organismo electoral donde el gobierno ya no figuraba como el «árbitro» de las contiendas como sucedió en la época del «partido único».
Donde el Secretario de Gobernación tenía en sus manos las elecciones, principalmente federales, para garantizar el cumplimiento de la voluntad del «gran elector» que era el Presidente de la República en turno, se vislumbra un cambio de rumbo en la vida pública nacional con el surgimiento de un bloque opositor, conformado por los 3 partidos que hoy pudieran aglutinar al grueso de los electores, muchos de los cuales votaron hace 4 años por «un quiebre» en el rumbo nacional y que hoy se encuentran abiertamente arrepentidos por haberle dado su voto al actual mandatario.
Ahí es donde surge la figura de quienes han mantenido una férrea oposición al actual régimen, a pesar de difamaciones, amenazas y hasta «castigos» políticos por parte de quien decide las cosas públicas en este país.
Desde lo «más alto» de la política se ha querido recurrir al argumento de que el PRI es el menos interesado en la democracia y se utilizan mentiras y difamaciones en contra del actual líder tricolor, el diputado Alejandro Moreno Cárdenas, quien se ha caracterizado por encabezar la alianza que hoy está «más viva que nunca» rumbo, tanto a las elecciones del año próximo en Coahuila y el Estado de México, como para las presidenciales del 2024, así como la presentación recientemente de una iniciativa para crear los primeros gobiernos de coalición en México.
Eso, obviamente, molesta a quienes pretenden perpetuarse nuevamente por varias décadas al frente del país. Por ello recurren a la mentira y a la falsedad en sus argumentos y peor aún, reviven la estrategia utilizada por el otrora «partido de Estado» que hizo de la «compra de voluntades» a través de la dádiva gubernamental a los más necesitados el sistema más perfecto de sometimiento social que vivió nuestro país en el siglo pasado.
Es muy probable que en los años por venir quienes hoy se oponen al sistema actual de destrucción de las instituciones del país pasen a la historia como los defensores de la democracia, lo que gracias a ellos y a los ciudadanos que han alzado la voz contra las actitudes dictatoriales del presente, han impedido – por lo menos hasta ahora – el establecimiento de un régimen totalitario.
No hay manera de entender la democracia sin los contrapesos naturales que deben servir de «fiel de la balanza» en la toma de decisiones públicas y que hoy representan quienes desde la oposición han conformado un dique, no por ocurrencias partidistas sino porque ese es el mandato de ciudadanos que han visto trastocados sus derechos bajo el falso principio de que para ser «bueno» hay que ser pobre y desposeído.
En el pasado ya vimos hacia dónde nos llevó aquello. No repitamos el mismo error de entregar a la voluntad de un solo hombre los destinos de una nación con la pluralidad de ideas como la nuestra.
Hoy, la participación de los ciudadanos es cada vez mayor y gracias a ello ha surgido un contrapeso que debe ser escuchado por los líderes de las organizaciones políticas que enriquecen el sistema de libre competencia electoral y no, como se pretende, «uniformar» un solo movimiento que de democrático no tiene ni el nombre.