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¡DE LOCOS!

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 ¡ESTE PAÍS ESTÁ DE LOCOS! Y LA OPOSICIÓN TIMORATA

NAKACHI

DIMITTIS

La opinión del Abogado Rolando Nakachi

 07/05/2023

¡De locos!

Malas noticias para este tiempo, no fue la oposición. De nuevo fue el periodista Carlos Loret de Mola y el equipo de Latinus quienes pusieron en jaque al oficialismo.

La revelación de la red de corrupción y tráfico de influencias de Andrés López Beltrán y sus amigos alrededor de lo que quedó en lo que iba a ser el NAIM, pone en evidencia lo que millones venimos advirtiendo desde hace mucho; amén del talante autoritario, estamos ante el gobierno más corrupto, ineficaz y opaco de la historia reciente del país.

Una de las ironías que vivimos es cómo pese a tantos escándalos, el presidente de México, según la encuesta de El Financiero aún mantiene una popularidad aprobatoria. Aunque solo él, porque su gobierno está reprobado en todos los rubros.

Duro decirlo, pero la cosa está de locos.

Si no obsérvelo. Cómo fue que rebajamos el nivel de debate público que hoy en una de las entidades más grandes y pobladas del país, una delincuente electoral contiende por la gubernatura, encabeza las encuestas y en nuestra cara en un debate, miente como respira sin que haya consecuencias. Y lo que es todavía peor, la candidata de oposición, timorata para darle la vuelta de una vez por todas.

En serio, dónde está la oposición que no ha podido capitalizar tantas pifias gubernamentales para posicionarse. Los han tenido a tiro de piedra para rematarlos y les tiembla la voz.

Ya no nos debe de quedar duda el porqué la obsesión de dejar inoperante hasta destazar al INAI. Es tal la putrefacción en el primer cuadro de flotación de López Obrador, que como el “muerto” comienza a apestar, lo mejor es echarle cal a toda institución que comprometa la “honestidad valiente”. Tal es  la inmundicia que las heces del cochinero les comienzan a caer como maná caído del cielo.

La red de tráfico de influencias de “Andy” solo es la punta del iceberg. Adonde se apunte, hiede a descomposición: Dos Bocas, Tren Maya, SEGALMEX,  FGR, INSABI, IMSS, SEDENA, etcétera.

Como lo señala Pablo Hiriart en su reciente libro El Destructor (Grijalbo, 2023): “En tiempo récord Peña Nieto tuvo muy claro qué se debía transformar en el país: reforma educativa, la de telecomunicaciones y la energética. Afectó los intereses sindicales y del hombre más rico de México”.

Así en el México en tiempos de Peña,  se echó a andar todo un aparato de propaganda hasta inocular por las venas del país un fanatismo a favor del caudillo tabasqueño que abandonó al PRD para regresar “convertido” bajo las siglas de la “esperanza de México”.

La administración peñista claudicó ante la sombra del “iluminado” que iba y venía por todo el país sin jamás ser cuestionado por el origen de los recursos con los que ejecutaba su eterna campaña. En cada acto público, con la fineza de una víbora ponzoñosa, le tatuó de veneno el alma a nuestros paisanos y en el poder, lo sigue haciendo.

Mientras AMLO se placeaba por los rincones de México, el frívolo de Peña, abandonó a los mexicanos para distraerse los fines de semana jugando golf en alguna residencia de Ixtapan de la Sal o Valle de Bravo.

Los  grupos afectados por las reformas estructurales como la CNTE, las televisoras y los trabajadores de la industria petrolera, buscaron no perder sus prebendas y apostaron por el “salvador” de la patria.

Como lo ha sostenido el analista Macario Schettino, el taimado de Peña, supo vislumbrar que había que hacer ajustes fiscales para evitar una posible crisis fiscal de fin de sexenio. Había que salvar el pellejo político. Vino el gasolinazo de 2017 y por supuesto, agudizó el encono social fomentado desde las huestes del tabasqueño que relamiéndose la comisura de los labios,  operó tras bambalinas.

No podemos dejar de evidenciar a los cientos de facilitadores; desde intelectuales y comunicadores hasta artistas y comediantes. Fueron parte de la propaganda hasta promover el voto en favor del tozudo candidato presidencial bajo el argumento pueril de: “hay que otorgarle el beneficio de la duda por su perseverancia. Después de Peña Nieto, no podemos estar “pior”; además es un hombre bueno”.

En el ocaso de este sexenio trágico para las instituciones, cada vez es más diáfano el pacto de impunidad entre AMLO y Peña Nieto.

Si en algo ha sido exitoso el presidente es en saber explotar su talento de cuentacuentos con sus seguidores y a supuesta gente pensante, chuparle el cerebro con su capacidad natural de prestidigitador.

Sus corifeos y fanáticos lo ven ya no con los ojos de la razón sino con la mirada mística propia de los que ven a un “salvador” que encarna a un semidiós.

Por eso ante la terca realidad de la destrucción del sistema de salud y los cientos de niños con cáncer que mueren abandonados a su suerte, su grey se resiste a abrir los ojos y ofenderse. Ellos siguen esperando el milagro obradorista y que muy pronto en una mañanera sea generoso y levite.

Hay que sumarle el tiempo que López Obrador ha invertido en catequizar a sus seguidores. Eso explica lo robusto de su puesta en escena. Por lo menos desde que dobló al régimen zedillista en 2000 para imponerse como candidato a jefe de Gobierno de la hoy CDMX, el tabasqueño no ha dejado de estar en campaña y fomentar por todos los medios posibles legales e ilegales, el culto a su personalidad e insistir en su propaganda con tintes castrochavistas.

Por eso la oposición  vive pasmada ante la “luz del mesías”. Están maniatados de dos formas;  todo intento por entrar a la competencia con el “salvador” es como si quisiéramos sacar del baúl de los traidores a Judas Iscariote o Porfirio Díaz para echarlo a competir con Jesús de Nazaret  o Benito Juárez.

Por el otro lado, viven “tomados” de su propia cola. Su pasado los persigue y también las instituciones fiscales. A la hora de asomar la cabeza, se les asesta una serie de expedientes desde la UIF o la FGR. Por supuesto, existen (por fortuna en medio de esta locura) excelentes excepciones.

De cara a las elecciones federales del siguiente año,  cómo creerle que se irá a La Chingada quien miente sin empacho en promedio cien veces al día y que ya se volvió adicto al afrodisíaco humano más poderoso y del que no está dispuesto a dejar de consumir: el poder.

Cómo andará todo revuelto en el país que la voz opositora firme  está siendo un periodista como Carlos Loret que no se dobla ante el presidente corrupto que vive en Palacio.

Tan extraviado anda AMLO que solo insulta y rebaja la investidura presidencial retando a cambiar sus bienes a un ciudadano periodista que lo incomoda por el “pecado” de  revelar la verdad. ¡Una locura más!

Qué ingenuos fuimos, se decía que José Ramón y sus casas no era lo más escandaloso sino que volteáramos a ver a “Andy” que se ha ido puliendo desde el anonimato en un gran operador político. Y miren, gracias al periodismo, ¡qué sorpresas nos da la vida!

¡Este país está de locos!

https://twitter.com/Nakachi_Mx

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