CALUMNIAS Y DESCALIFICACIÓN, DESDE CABINA
DESDE CABINA
La Opinión 30/11/2022
Calumnias y descalificación
Los tiempos actuales que vive el mundo han generado un fenómeno del que se habla desde hace varios años: la «posverdad», a la que tanto han contribuido muchos líderes y que no es otra cosa que «disfrazar» las mentiras de verdades y aprovecharse de las emociones, el «sentimentalismo» y las creencias de la audiencia para mentir con una enorme facilidad. Una especie de estafa social, pues.
Es por ello que hoy tienen éxito todas aquellas estrategias que basan su «verdad» en lo que siente la gente y su percepción del mundo, más allá de lo que verdaderamente es la realidad incontrovertible que hoy avasalla a los seres humanos, pero que sólo pocos ven.
Poco a poco comienza a dejar de comunicarse la verdad. Ésta se ha vuelto relativa. Todo depende de cómo apele yo, comunicador, los sentimientos de la audiencia y de cómo transmita mi creencia por encima de la creencia de los demás.
Por ello, la «posverdad» es además de todo intolerante, porque está destinada a imponer «mi verdad» por encima de «la verdad de los demás».
Para muchos estudiosos del tema, la «posverdad» es sencillamente mentira, falsedad, encubiertas en una expresión que se esconde detrás de la tradicional propaganda política o, incluso, del uso de las relaciones públicas como herramienta de manipulación mediática.
Lo vemos a diario en nuestra realidad política y social, en la que cada vez hay más intolerancia y, por consecuencia, mayor violencia hacia quienes no piensan como nosotros. Ya es común escuchar todo tipo de «verdades a medias», argumentos falaces y descalificaciones por parte de quienes se han erigido como «líderes» de la sociedad, lo que ha convertido la vida pública del país es un diálogo «de sordos».
Justo hace unas horas, en el Congreso se pospuso para la semana entrante el debate en torno de la polémica reforma electoral impulsada por el presidente López Obrador, quien ha reconocido que su partido Morena no cuenta con la mayoría calificada (334 diputados de 500) para «sacarla» adelante, gracias al resurgimiento de la alianza opositora que integran PAN, PRI y PRD.
Las traiciones también son reflejo de esa «realidad alterada», producto de la manipulación de creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en las actitudes sociales.
Obviamente, la decisión anunciada por el dirigente nacional del PRI, el diputado federal Alejandro Moreno «Alito», no le gustó para nada al coordinador de los senadores del tricolor, Miguel Ángel Osorio Chong, porque se asegura en los «círculos políticos» que estaba preparando una nueva campaña contra el campechano para desprestigiarlo y pedir, de nueva cuenta, su «cabeza».
Osorio Chong insiste en «derrocarlo» para asumir, con la venia del inquilino de Palacio Nacional, la dirigencia nacional priísta y de paso llevarse a Claudia Ruiz Massieu para impulsarla como candidata presidencial rumbo al 2024.
Incluso se sabe que el hidalguense ya «estaba apalabrado» con una agencia de RP para hacerle la «guerra sucia» a Alito y crearle «mala imagen» que le permitiera argumentar entre la militancia priísta la «necesidad» de un cambio de dirigente.
Con el rechazo a la reforma electoral del Ejecutivo el panorama cambia radicalmente.