Treinta millones de devotos y un pacto con el infierno / Opinión Abogado Nakachi

21/07/2025
Treinta millones de devotos y un pacto con el infierno
En 2018, treinta millones de mexicanos —hartos, ilusionados o simplemente ciegos— abrieron, con su voto, la puerta de par en par. Pero no al cambio, ni a la justicia, ni al pueblo empoderado. Le abrieron la puerta al crimen organizado… con legitimidad democrática.
Sí, el régimen de Morena llegó montado en el dolor auténtico de millones. Se disfrazó de esperanza, de redención, de revolución sin sangre. Y su líder, el embustero, caminando en la línea delgada entre pastor de la grey y el titular del ejecutivo federal.
Lo cierto es que la sangre ha corrido desde entonces como río desbordado, y las máscaras han comenzado a caerse. Hoy no queda ya ni el teatro.
Ahí está Adán Augusto López, exgobernador de Tabasco, y exsecretario de Gobernación, hoy prófugo, quien no puede explicar cómo su secretario de Seguridad Pública en Tabasco, lideraba un cártel llamado “La Barredora” —qué ironía tan grotesca— mientras él se hacía el ciego y su jefe y dueño ‘barría’ las escaleras desde las altas esferas.

Sólo que nadie se engañe: el jefe de Hernán el “Comandante H”, lo sabía, y el jefe de Adán, también. Esta estructura no se sostiene con ignorancia; se sostiene con complicidad.

Y mientras los cadáveres se acumulan, mientras las familias entierran hijos, madres y hermanos, el dueño del Senado —ese que antes jugaba al estadista— ahora tuitea desde su escondite, echando espuma por la boca, reculado, pataleando, rogando clemencia disfrazada de dignidad.
¿De verdad alguien sigue creyendo que todo esto era un error? No. Fue un plan. Un proyecto cuidadosamente estructurado para entregar territorios, instituciones y conciencias al crimen. Un Estado paralelo bajo la bendición de la “transformación”. Una pesadilla envuelta en discursos.
Por eso se escandalizan cuando Alessandra Rojo de la Vega quitó las estatuas del asesino Che y del tirano Fidel Castro en la Cuauhtémoc. ¡Cómo no se iban a rasgar las vestiduras!

Si ellos son sus santos, sus guías morales, sus modelos de cómo instaurar la violencia como sistema. Porque en el fondo, Morena no es más que una franquicia populista con aroma a dictadura tropical.
Les dolió ver caer a sus ídolos de bronce, como les duele ver derrumbarse el mito que construyeron con saliva, sangre y mentiras.
Treinta millones votaron creyendo que elegían a un líder. Hoy sabemos que solo le pusieron rostro humano al crimen. Morena no fue una esperanza. Fue el caballo de Troya del narcoestado.
Huroneo

Y por si alguien esperaba que el relevo presidencial limpiara esta cloaca, ahí está Claudia Sheinbaum, impecable en su sonrisa tecnocrática, jurando continuidad como si eso fuera virtud.

Pero la continuidad del desastre no es proyecto de nación, es complicidad. Su silencio ante los vínculos criminales de sus compañeros de partido no es prudencia política: es pacto de sangre. No viene a corregir nada.
Viene a garantizar que el engaño siga funcionando. Viene a administrar el botín y por supuesto, a cubrirle las espaldas al jefe y dios de la secta.
Una lectura que exige no sólo ojos abiertos, sino conciencia afilada.
Esta columna forma parte de Bitácora de la Luna, un espacio para pensar el país desde el filo de la crítica. Publica: Abogado Nakachi | Opinión editorial: La Evidencia News