MÉXICO ORWELLIANO / LA OPINIÓN DEL ABOGADO NAKACHI
19/06/2024
México orwelliano / #Dimittis
El gran historiador francés, Marc Bloch, acuñó la frase: “Los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres”. Bloch nos da pauta para entender al hombre de siglo XXI. Lo defino como una época de contrastes, paradojas y de cambios en muchos terrenos de la sociedad.
Lo que vemos en el mundo y México en el terreno político y económico, son evidencias de este tiempo complejo. Lleno de información asequible en todo momento. Lo que significa que ante la información desbordada y accesible, en un abrir y cerrar de ojos nuestras posturas pueden cambiar.
El historiador que es especialista en el estudio del pasado (perdón por lo obvio, pero en este tiempo hay que subrayar lo obvio) no puede mantenerse al margen del presente.
Si bien el estudio del pretérito tiene la nobleza del acomodo en el tiempo de los acontecimientos, siempre es una herramienta capital para comprender el porqué del presente. Y así tener elementos para moverse hacia el futuro.
En el siglo pasado muchos no tuvimos acceso a información inmediata como los jóvenes de estas generaciones que definen los psicólogos como de cristal, sí la tienen. El acceso a internet es el pan nuestro de cada día.
A esa ola de información como tsunami que cae en manos de un estudiante se enfrentan los docentes y los papás.
Quién lo iba a imaginar, el acceso al conocimiento iba a generar, en muchos casos, una ignorancia terrible. Qué dificil es enseñar o educar a alguien medio informado o medio leído. Más cuando sus fuentes están en internet.
La pandemia de la Covid-19 vino a definir el mundo digital. La educación no se quedó atrás por una razón: la construye el ser humano. Al ritmo que vamos, todo se está digitalizando a tal velocidad que contar con un docente en el modo presencial en un aula, será un privilegio de muy pocos.
La globalización y el mundo cosmopolita en el que nos movemos, va generando una perdida de identidad en el ser humano cada vez más marcado. Y los mexicanos tan medievales siguiendo la pauta del libro de texto que insiste en ese risible nacionalismo revolucionario que encumbra el populismo autoritario.
Pocos lo ven, pero esa patraña de la “Nueva Escuela Mexicana”, después de que hicieron añicos la democracia, s la pinza que cierra el proceso para darle forma a la dictadura. Ideologizados nuestros infantes y cooptados a becas y a pensiones nuestros viejos, imposible recuperar la libertad.
El presente y la política no podemos ni debemos los estudiosos del pasado mantenernos al margen. Ese tiempo (de ocio cultural) donde el historiador académico pudo darse el lujo de incrementar y almacenar sapiencia para alimentar su ego, haciendo de sus conocimientos un producto estéril (pues no impacta en la sociedad, de qué sirve saber tanto si todo se archiva en la mente de pocos) debe de quedar atrás.
En nuestros programas educativos se ha minimizado a la Historia y el estudio de las ciencias sociales, pero en este tiempo aciago para la libertad seguro jugarán un papel fundamental.
Concluyo para efectos de responder sobre la utilidad de la Historia. Me refiero a lo que acabamos de presenciar el pasado dos de junio en materia electoral. De manera legítima y en las urnas la mayoría de los mexicanos decidieron regresar al régimen de partido hegemónico.
Ese sistema unipartidista que definió Vargas Llosa como la “dictadura perfecta” que en el año 2000 muchos supusimos enterrado para siempre, pues no fue así. El dinosaurio regresó remasterizado en color guinda.
Pienso en lo que muchos cubanos y venezolanos dicen de nosotros en las redes sociales: “Qué les pasa a los mexicanos, nosotros huyendo del socialismo y ustedes queriendo entrar hasta por la azotea”.
¿Cómo es posible que la mayoría haya legitimado a un gobierno reprobado en todos los rubros? Y no solo eso, le hayan otorgado todo el poder para destruir el país de forma legal.
¿Qué se hizo en materia educativa en los periodos de gobierno de 2000 a 2012? ¿Por qué Peña Nieto jamás regresó al país defender su reforma educativa, o será que sí pactó impunidad con el merolico de Palacio Nacional? ¿En serio, no se pudo advertir esta regresión al pasado?
¿O de plano los mexicanos somos un pueblo tan mezquino y egoísta que no nos importó condenar a las futuras generaciones que heredarán un régimen autoritario sin libertades?
En el futuro, nuestros descendientes no nos van a creer que en tiempos de la digitalización, destruyó la administración pública federal un demagogo bolivariano con ínfulas de salvador, que en sus homilias matutinas ofreció esperanzas y construyó creencias como la de que íbamos a tener un sistema de salud parecido al de Dinamarca y que cuando el Mercado tembló ante la amenaza de destrucción del sistema judicial, él enfrentó al capitalismo con pundonor.
Qué tiempo nos tocó a los científicos sociales. No nos podemos engañar, van a parecer proféticas las palabras de Orwell: “Quien controla el presente controla el pasado, y quien controla el pasado controlará el futuro”.
Desde mi punto de vista, algo no estamos haciendo bien en las aulas los historiadores. La pesadilla populista no solo continuará, no se ve por dónde alguien le haga frente a este mostro.
Huroneo
Me cuento entre los muchos que fallamos en nuestros análisis rumbo a la elección pasada. La aplanadora de MoReNa nos arrolló a muchos. Han destruido la democracia y no se ve un futuro promisorio.
El presidente envalentonado con el triunfo desde el dos de junio ha subido el nivel de demagogia.
No se detendrá ante la destrucción del Poder Judicial. La oposición tenemos que replantear, organizarnos y redireccionar acciones sociales. En este país medieval atrapado en su pasado con un caudillo sin escrúpulos, lo que hacemos en redes sociales no está teniendo impacto. Reconocerlo es el primer paso.