LOS NUEVOS RELÁMPAGOS DE AGOSTO | OPINIÓN ABOGADO NAKACHI

13/10/2025
- Ibargüengoitia profetizó la tragicomedia mexicana. Nakachi la confirma: seguimos gobernados por generales que confunden patria con hacienda. ¿Y tú, ya despertaste?
⚡ Los nuevos relámpagos de agosto

“En México la realidad no solo supera a la ficción, la humilla.” —Jorge Ibargüengoitia
Entre 2002 y 2005 viví en el Cuevano de Ibargüengoitia. Quien me conoce sabe que mi estancia en Guanajuato capital representa para mí “un tiempo extra”, un paréntesis luminoso que la vida me concedió, y por eso me significa tanto.
Hace unos días me deleité con la serie del cineasta Luis Estrada, Las Muertas, basada en la novela de Jorge Ibargüengoitia. La semana pasada regresé al Cuevano y, encarrillado con el espíritu ibargüengoitiano, me vino esta reflexión.
Jorge Ibargüengoitia, con su ironía quirúrgica, escribió Los relámpagos de agosto para burlarse de aquellos generales revolucionarios que, entre balazos y discursos, terminaron convertidos en caricatura de sí mismos.
Lo que parecía una sátira del pasado se convirtió en profecía del presente: la política mexicana sigue siendo un circo donde los caudillos se autoproclaman salvadores de la patria mientras saquean lo que dicen defender.
Y lo irónico: cientos, miles, millones de ilusos aplaudiendo como borreguitos trasquilados hacia el matadero.
En este país saqueado, en tiempos del embustero y su dama lugarteniente, su llamado “humanismo mexicano” es la encarnación más reciente de aquel general Arroyo que Ibargüengoitia retrató: solemne en el discurso, ridículo en los hechos. Seguro el escritor guanajuatense estaría encantado del reality matutino de la secta.

Este régimen de engaño vive de frases hechas — “primero los pobres”, “no mentir, no robar, no traicionar”—, pero la realidad es otra: pactos con el crimen, entrega del país a intereses oscuros, destrucción de instituciones y un reparto obsceno de huesos entre los leales.
En la novela, los generales se disputaban puestos y presupuestos como si fueran botín de guerra; en el régimen del camaján tabasqueño, los nuevos generales del partido se devoran entre sí por candidaturas, embajadas y secretarías.
Allá, la traición era la regla; acá también: aliados de ayer convertidos en enemigos de hoy, enemigos de antaño transformados en socios imprescindibles.
Por eso regresaron de las sombras los tiranosuarios eternos: Bartlett, Corral, Espino, Monreal, Fernández Noroña…
La trampa es la misma: envolver la mediocridad en papel de historia. Así como los caudillos revolucionarios escribían memorias gloriosas para justificar su ambición, hoy el demagogo de este tiempo aciago inventa el mito de la “Cuarta Transformación”, como si el nombre bastara para ocultar que estamos ante la reedición de lo peor del PRI echeverrista.
Como sabemos, las segundas partes siempre pasan de la comedia a la tragedia.
Me gusta imaginar a Ibargüengoitia riéndose a carcajadas: en plena era de la IA, no aprendimos nada. Seguimos gobernados por generales que confunden la patria con su hacienda y la justicia con su bolsillo.
La única diferencia es que ahora los relámpagos de agosto retumban en septiembre, octubre o en cualquier mes en que el caudillo en turno decide que su palabra es ley y su voluntad, destino.
Vuelvo a un dato del pasado: el demagogo no canceló el NAIM por capricho, ejecutó la obra de destrucción para privar a esta generación y las que vengan del futuro. Cómico pero trágico.
La sátira de 1965 se volvió espejo de 2025: un país atrapado en su tragicomedia.
🕯️ Huroneo

Ibargüengoitia decía que “en México la realidad no solo supera a la ficción, la humilla”. Y quizá ahí radique nuestro drama: nos acostumbramos a vivir dentro de una novela satírica sin reírnos de ella.
El verdadero relámpago no es político, sino moral: el instante en que comprendemos que, si seguimos riéndonos de los mismos vicios, ya no somos espectadores… sino cómplices.
¿Cuándo despertarás México? ¿En serio si tienes hijos tan cobardes?
Una lectura que exige no sólo ojos abiertos, sino conciencia afilada.
Esta columna forma parte de Bitácora de la Luna, un espacio para pensar el país desde el filo de la crítica.