LOS CONTRAPESOS EN EL MUNDO | OPINIÓN DE MARTÍN ESPINOSA

20/08/2025
Los contrapesos en el mundo

Acabamos de ser testigos de cómo algunas de las grandes potencias mundiales se relacionan en estos tiempos inéditos que vive la humanidad para abordar, entre sus dirigentes, los conflictos que actualmente se generan en varias regiones del planeta, como el caso de la guerra entre Rusia y Ucrania, el conflicto entre Israel y Palestina o la guerra civil en Yemen.
Muchos analistas cuestionan la falta de funcionalidad de los desgastados organismos internacionales de mediación, cuya función debiera ser promover la cooperación entre las naciones para abordar los desafíos globales y encontrar soluciones a aquellos problemas comunes que amenazan la paz y la seguridad, el desarrollo sostenible y la protección a los derechos humanos.

Lo que hemos presenciado, tras la reunión del viernes pasado entre los líderes de Estados Unidos y Rusia en una base militar en Alaska, nos lleva a pensar que un mundo sin contrapesos necesariamente nos conducirá a la debacle mundial y a la falta de acuerdos necesarios para lograr todo lo anterior, como ya quedó en evidencia con la reunión Trump-Putin: luego de tres horas de conversaciones, la esperada cumbre concluyó sin un acuerdo esperanzador, aunque se insista en que hubo «avances».
Lo que sucede en México, guardadas las proporciones, también es resultado de la falta de diálogo y contrapesos en el ámbito político y público, lo que poco a poco se traducirá en regímenes muy parecidos a los que tuvieron lugar en el siglo pasado y que permitió la permanencia durante 70 años de un partido único, al que costó trabajo desmantelar para dar paso a un incipiente sistema democrático y de mayor competencia partidista, que hoy sufre nuevamente sensibles retrocesos.
Recientemente, el líder del principal partido opositor al movimiento oficialista recorrió varias regiones del mundo para denunciar lo que ocurre en la vida pública del país.
Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, estuvo en África, Asia y finalmente «cerró» su gira por Washington, en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), para presentar denuncias en contra de varios representantes del oficialismo mexicano.

Independientemente de ser una acción testimonial de gran valía, lo que hay que preguntarnos es qué acciones podrían surgir por parte de los organismos internacionales para evitar lo que sucede en países donde los regímenes autoritarios han socavado las garantías individuales de sus habitantes, ya ni que decir de sus críticos, donde se prohíbe la divergencia bajo amenazas diversas incluso apropiándose del Poder Judicial, hasta enfrentar las acciones violentas del crimen organizado, como ya vimos sucedió en Colombia con un político opositor asesinado.
Indudablemente que el respaldo internacional es muy importante. Obviamente las críticas del régimen a dichas acciones no se han hecho esperar; desde la descalificación a las denuncias presentadas hasta el uso de una «falsa soberanía» que nada tiene qué ver con el deterioro democrático que se observa. Ese es el problema del poder absoluto: que corrompe absolutamente.

La pregunta más bien va en el sentido de qué tanto, hoy día, las organizaciones mundiales que velan por la paz, la concordia, la seguridad, el fomento al desarrollo económico y social, así como la protección a los Derechos Humanos y la promoción de la cooperación internacional en todos sus ámbitos, serán capaces de velar por las garantías del respeto y la preservación de los valores democráticos e institucionales que sean propicios para la mejor convivencia posible, donde todas las voces sean escuchadas y tomadas en cuenta.
Al final del día, las sanciones o el «castigo» de la comunidad internacional a los gobiernos autoritarios las termina pagando el pueblo; es decir, los más vulnerables.
🔎 Resumen editorial
Cuando los contrapesos desaparecen, el poder se desfigura y la democracia se tambalea.
Esta columna desnuda la complicidad global ante el avance autoritario y lanza una advertencia: si los organismos internacionales siguen callando, el silencio será cómplice y el costo lo pagarán los pueblos.
Esta columna forma parte Desde Cabina, un espacio donde el micrófono no negocia con el poder y la palabra hace contrapeso.
Publica: Martín Espinosa | Opinión editorial: La Evidencia News