LA DICTADURA SONRIENTE | OPINIÓN DEL ABOGADO NAKACHI

29/10/2025
- México no despierta. Solo aplaude mientras le roban el futuro.
La dictadura sonriente

México vive un momento histórico que raya en la tragedia. La secta morenista logró lo que el viejo PRI apenas soñó: apropiarse, sin pudor alguno, de todos los mecanismos legales, institucionales y simbólicos del poder.
Lo ejecutó con maestría, con la habilidad propia de un prestidigitador de alto nivel, que la manipulación a primera vista se mira democrática, y el abuso, legítimo. La “transformación” fue en realidad un perfeccionamiento del control: se reformó la ley a modo, se colonizaron instituciones, se sometió la opinión pública y se uniformó el pensamiento bajo una narrativa moral que no admite disidencias. ¡Un fraude, pues!

En el letargo, por ahora, la nueva hegemonía no necesita represión abierta; basta con la anestesia, beca, estímulo o como le pongan estos criminales. Una sociedad adormecida, resentida, entrenada desde la educación básica a culpar al pasado, y que vivir del rencor es su desahogo; así, se entrega dócilmente a quien le promete redención y una sobadita con un sobre de cash en la espalda a sus viejitos. Aunque en ese acto benévolo mate el futuro de su juventud.
Mientras tanto, una presidenta indolente, carente de proyecto propio, se dedica a proteger el legado de su mentor, de su dios tropical. Su popularidad, inexplicable para la razón pero clara para la psicología social, se sostiene en la fe, no en los hechos.
El país parece atrapado en un bucle: cuanto más evidente es el retroceso, más profunda se vuelve la ceguera colectiva. ¿Qué más necesita pasar para que despertemos? ¿Cuántas libertades más deben diluirse para que la gente entienda que el Estado paternalista siempre termina siendo un Estado autoritario? ¿Cómo abrirle los ojos a tantos millones de mexicanos que se hallan en una trampa mortal?

No suficiente, a esta tragedia nacional, súmele que si la secta morenista perfeccionó el poder absoluto, la oposición lo legitimó. Los partidos que debieron resistir, exigir, reclamar, partirse el alma, se convirtieron en comparsas.
El PAN, por ejemplo, solo cambió el empaque: ahora en su forma es más joven, más moderno, más mediático, sólo que en su fondo sigue igual de servil, igual de temeroso, igual de útil al sistema que dice combatir. Son los “bobos útiles” que señala Mauricio Mereino… los tornillos de la nueva dictadura perfecta, esa que no necesita fusiles ni censura abierta, porque se impone desde la complacencia y la simulación.
Si el retazo de lo que queda del PRI y el cadáver putrefacto que es el PAN tuvieran voluntad de incidir en la vida pública de los mexicanos, ya hubieran renunciado a las migajas de sus prerrogativas. Pero eso sí que es una utopía: la raja que siempre han salvaguardado, esa sí, la defienden como perros hambrientos.
Así, mientras la patria se hunde entre aplausos y discursos vacíos, la secta del embustero se asegura la eternidad. No por virtud, sino por inercia. No por talento, sino por el hartazgo que manipulan y la cobardía de quienes, pudiendo cambiar el rumbo, prefieren seguir cobrando por callar.
Si el pasado fue una dictadura perfecta, el presente es su versión sonriente. Y todo indica que —si nadie despierta— lo será, por lo menos, ochenta años más.
🕵️ Huroneo

En América Latina el guion se repite con distintas banderas y el mismo desenlace. Del “socialismo bolivariano” al “progresismo humanista”, los gobiernos que prometieron justicia acaban secuestrando las instituciones y convirtiendo el discurso en dogma religioso. Lo vemos en Nicaragua, en Venezuela, en Cuba… y ahora, ya descarado en México.
Cambian los nombres, cambian los himnos, pero el fondo es el mismo: la fascinación por el caudillo, el odio al mérito, la sumisión disfrazada de conciencia social. Sus bobos útiles: sus Alitos, sus Maynez, sus Jorges Romero.
Latinoamérica no despierta; apenas se revuelca en su sueño eterno de redención. Venezuela despertó cuando ya no quedaba pan en la mesa.
México aún duerme, maquillando al PAN, sin notar que el país ya huele a madrugada sin pan ni patria. Mientras, el embustero, radiante, duerme tranquilo desde su aún escondite, gozoso de su obra: se tragó de un bocado al PRD, y al PRI echeverrista, lo articuló; acto seguido: le cambió el color.
Una lectura que exige no sólo ojos abiertos, sino conciencia afilada.
Esta columna forma parte de Bitácora de la Luna, un espacio para pensar el país desde el filo de la crítica.




