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miércoles, diciembre 4, 2024
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IMAGINEMOS UN PALACIO / EL RELATO DE PATTY WAR

IMAGINEMOS UN PALACIO /OPINIÓN DE PATRICIA GUERRA FRESE

PATY GUERRA
La opinión de Patricia Guerra Frese / El relato de Patty War

Imaginemos un PalacioEl relato de Patty War

IMAGINEMOS UN PALACIO
Castillo Imperial

Hagamos juntos un ejercicio de imaginación. Supongamos, por ejemplo, que logramos pasar los obstáculos físicos que dificultan, o de plano impiden, el acceso a la Plaza de la Constitución y que logramos escabullirnos, como si no fuera nuestro derecho, a la plancha del Zócalo.

Ahí donde convergen el poder federal, el local y el eclesiástico.

Luego, pretendamos que se nos permite el acceso, como también es nuestro derecho, a Palacio Nacional. Ese recinto que se yergue orgulloso con cinco siglos de existencia.

En sus cimientos se conservan vestigios de la antigua ciudad mexica y su laberíntico interior, que los mexicanos de a pie tenemos injustamente vetado, conserva tesoros invaluables de nuestra historia.

IMAGINEMOS UN PALACIO
Imaginemos un Palacio

Como si se tratara de Buckingham, Palacio Nacional está rodeado por vallas metálicas, retenes, docenas de efectivos y nada más le faltan un foso con cocodrilos y el puente levadizo para convertirse en un alcázar imperial ¿Cuál frugalidad republicana?

Si quien ostenta el poder ejecutivo vive a cuerpo de emperatriz y por si fuera poco el oprobio, tiene secuestrados, ilegalmente, recintos públicos de altísimo interés artístico, cultural e histórico.

Sigamos imaginando y visualicemos el Patio Mariano del ala norte de Palacio Nacional, donde se alza imponente la estatua de bronce de don Benito Juárez.

Esa que está hecha con los cañones fundidos que el ejército liberal confiscó a las tropas de Miramón en 1860 ¿Qué pensará el Benemérito de su secuestro? ¿De la imposibilidad que tienen los niños de México de recorrer el recinto dedicado al prócer oaxaqueño?

Cuando José Vasconcelos inició el muralismo mexicano desde su posición en la cartera de Educación, eligió nada menos que al guanajuatense Diego Rivera para plasmar su interpretación de la Historia de México en el cubo de la gran escalera central.

Antes de que se convirtiera en un lujo más del inquilino o inquilina del Palacio, me gustaba recorrerlo lentamente con la vista mientras el tiempo se detenía. Ahora, solamente en Wikipedia y con suerte, en YouTube.

IMAGINEMOS UN PALACIO
Diego Rivera Mural

¿Quién iba a pensar que los trazos limpios y didácticos de Rivera iban a formar parte de una colección particular? ¿Qué pensaría Francisco Zarco, el gran cronista del 57, de la requisa del recinto reconstruido donde se llevaron a cabo los debates más preclaros en la historia legislativa mexicana?

Imaginemos que podemos visitar, como antes, el lugar donde se expone el documento original de los Sentimientos a la Nación, ese texto que plasma, a través de la insigne pluma de José María Morelos y Pavón, los principios imperecederos que garantizan justicia y la supremacía de la ley.

Imaginemos también, que podemos recorrer el museo dedicado a la Decena Trágica, ese terrible periodo que empezó muy temprano en la mañana del domingo 9 de febrero de 1913 y en el que Lauro Villar defendió Palacio Nacional como fiera; o que podemos recorrer el patio donde fueron apresados Madero y Pino Suárez.

IMAGINEMOS UN PALACIO
Jardín Botánico

Entornemos los ojos y agucemos el oído para disfrutar del bellísimo jardín botánico que lleva un nombre muy apropiado: Jardín de la Emperatriz.

Es un crimen que las flores del Macpalxóchitl o árbol de la manita solamente puedan ser admiradas en forma exclusiva por la inquilina imperial y su séquito.

Imaginemos que somos República.

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