Gente detrás del dinero en El Independiente
Opinión Mayo 03/05/2022
En duda el programa antiiflacionario de AMLO
Mañana se conocerán públicamente los detalles del programa contra la carestía que presentará Andrés Manuel López Obrador y por tanto se conocerá su alcance real para desfogar una inflación de costos cuyo origen tiene un alto componente internacional, ya se por el desorden y control oligopólico que metió a las cadenas globales de distribución logística la pandemia de Covid19 o por el encarecimiento y especulación en los mercados de materias primas que desató la guerra de Rusia contra Ucrania.
El escepticismo está a flor de piel de los grupos de análisis económico y financiero que si bien consideran importante establecer estrategias para abatir el creciente costo de la vida, ven corto un programa que se enfoque primordialmente a contener los precios más que incrementar la oferta de bienes y servicios mediante acciones decididas en productividad.
Los primeros en manifestar sus dudas al respecto son los expertos del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Sector Privado (CEESP) a cargo de Carlos Hurtado: estiman que el plan gubernamental tendrá poco éxito en cuanto los 24 productos de primera necesidad cuyo crecimiento de precio se busca contener a través de un acuerdo con los principales fabricantes, ya que sólo representan ¼ de los componentes del Índice Nacional de Precios al Consumidor siempre y cuando tenga éxito.
Los componentes externos de la inflación, considera el CEESP, no se pueden contener con decisiones “Made in México” amén de que ya se suma un componente local de alto difusión en la estructura de costos de las empresas: los salarios.
El salario mínimo aumentó 22% en enero pasado mientras que los salarios contractuales medios aumentaron 8.1%, lo cual tiene impactos en aumento en los costos de nómina las empresas del 20% al 35% dependiendo de la cantidad y cualificación de empleados que tengan.
Y sí a ello se agrega el costo creciente de materias primas y energía para elaborar y producir pan, tortilla, atún, bistec, huevo y pollo, la única salida que tienen las empresas es repercutir esos costos sobre el precio final.
Es curioso: la voz crítica del CEESP proviene del Consejo Coordinador Empresarial, hoy encabezado por Francisco Cervantes, quien es conocido como “El Suavecito” por la presteza con que atiende los planes urdidos en Palacio Nacional.
Las llamadas de Tatis
Desde la Secretaría de Economía que encabeza Tatiana Clouthier han salido incesantemente llamadas telefónicas para convocar reuniones o videoconferencias con los grandes productores de los 24 productos que se quiere meter a capilla. Pláticas van y vienen con firmas como Bimbo, Maseca, SuKarne, Arroz Morelos, Tunny o Atún Dolores.
El asunto es “quien se va a comer el margen de pérdida” de absorber en su estructura el aumento de costos de energía y materia prima.
Igualmente sucede con las grandes cadenas de comercio al detalle como Walmart, Soriana, Ley o Comercial Mexicana: se incrementó su costo laboral, de energía que por cierto puede elevarse aún más en virtud de la llamada “Ley Bartlett” para que sea la producción de la Comisión Federal de Electricidad la primera en ser despachada sin importar su costo de generación, además de que la carga fiscal es férrea.
Por ello el CEESP acota:
“La idea es una especie de pacto negociado que buscará efectos durante 6 meses para reducir o contener la presión sobre los precios de 24 productos. En las primeras reuniones las autoridades de Economía y Hacienda aseguraron que no se busca un control de precios con topes”.
Una solución antigua en balde nuevo
Esto ya lo conocíamos de los viejos acuerdos antiinflacionarios generados durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. La diferencia es que venían acompañados de programas de desregulación gubernamental, estímulo de la repatriación de capitales, promoción a la inversión así como la primera ronda de privatización de empresas públicas para atraer nuevos jugadores.
“El (actúa) programa de combate a la inflación y a la carestía es un instrumento similar al Pacto de Solidaridad Económica que se usó a fines de los años 80 y principios de los 90 para combatir la inflación en México, de manera más o menos parecida a otros programas heterodoxos de la época como los planes Real y Austral de Brasil y Argentina”, señala el CEESP.
Tampoco habría sorpresas respecto a las “soluciones neoliberales del pasado”. La apertura a cupos de importación de granos básicos y energéticos parece inminente, y eventualmente una contención a los aumentos salariales.
Sin embargo, sí López Obrador, radicalizado, decide jugar su resto ante de las elecciones estatales de este año, podría intentar un control de precios general.
Y entonces, ahí sí, agárrese.
Dialogar para solucionar
No tiene desperdicio: en un foro del Colectivo Construyamos MX donde participaron las senadoras Gabriela López Gómez y Kenia López Rabadán, se analizó la importancia de la sociedad civil y su diálogo con el Congreso de la Unión para encontrar respuestas a los múltiples problemas del país. Mientras la senadora panista afirma que para lograr un país justo es necesaria una sociedad civil fuerte, la morenista asegura que el presidente López Obrador conoce las necesidades de ésta y que en su movimiento están bien representados distintos grupos. Desde su posición, ambas consideran que es fundamental el diálogo del Legislativo con las organizaciones del tercer sector.
Que el diálogo rinda los frutos que tanto exigen los ciudadanos.
https://elindependiente.com.mx/2022/05/03/en-duda-el-programa-antiiflacionario-de-amlo/