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domingo, marzo 30, 2025
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EL RESCATE DE LA LAGUNA DE SAN BALTAZAR ENTREVISTA NAKACHI

EL RESCATE DE LA LAGUNA DE SAN BALTAZAR: UNA LUCHA CIUDADANA

NAKACHI
La Opinión del Abogado Nakachi / Dimittis

23/03/2025

Por Nakachi Historia

El rescate de la Laguna de San Baltazar: una lucha ciudadana / #Dimittis 

 En la ciudad de Puebla, en medio del crecimiento urbano descontrolado y la pérdida de espacios naturales, existe un cuerpo de agua que ha resistido al paso del tiempo y a la indiferencia gubernamental: la Laguna de San Baltazar.

EL RESCATE DE LA LAGUNA DE SAN BALTAZAR
Laguna de San Baltazar

Su existencia no es un accidente, sino el resultado de una lucha ciudadana que inició hace más de 38 años.

De acuerdo al testimonio de Verónica Mastretta (www.mundonuestro.mx ) la Laguna capta agua de lluvia, es el único lugar en la ciudad que almacena la fuerte cantidad de agua que nos cae todos los años y que dejamos perder, dejamos que se vaya al río Atoyac, que se vaya a la Laguna de Valsequillo y que se pierda, que erosione.

Platiqué con Sergio Mastretta Guzmán, destacado periodista poblano y miembro del Patronato de Puebla Verde, A.C., institución que desde 1987 tiene la custodia legal de la laguna y que ha sido testigo en la lucha por la conservación de este espacio natural.

EL RESCATE DE LA LAGUNA DE SAN BALTAZAR
Sergio Mastretta Guzmán, destacado periodista poblano y miembro del Patronato de Puebla Verde, A.C

Entre recuerdos, datos históricos y anécdotas que rozan lo surrealista, me compartió la historia de cómo una comunidad evitó la desaparición de la laguna, incluso enfrentándose a intereses políticos y económicos.

Gracias a este esfuerzo, la colonial Puebla de Zaragoza, cuarta ciudad más grande del país, con su crecimiento constante, puede presumir que en su corazón late vigorosa la Laguna de San Baltazar.

Entrevista con Sergio Mastretta

EL RESCATE DE LA LAGUNA DE SAN BALTAZAR
Sergio Mastretta Guzmán y el Abogado Nakachi 

Nakachi Historia: Don Sergio, ¿cuál es la importancia de la Laguna de San Baltazar en la historia de Puebla?

Sergio Mastretta: La Laguna de San Baltazar es uno de los últimos cuerpos de agua naturales que quedan en Puebla. Hace 50 años había al menos 19 lagunas dentro de la ciudad, pero la mayoría desaparecieron por la urbanización.

Esta laguna ha sobrevivido gracias al esfuerzo de los ciudadanos que se organizaron para defenderla.

NH: ¿Cómo comenzó el peligro de desaparición de la laguna?

SM: En los años 50 y 60, los terrenos ejidales que rodeaban la laguna comenzaron a venderse.

Poco a poco, se fue rellenando con escombros y, para 1985, estuvo a punto de desaparecer.

Un grupo de vecinos, encabezado por mi hermana Verónica Mastretta, logró frenar la destrucción y buscar apoyo gubernamental.

En 1987, el entonces presidente municipal, Guillermo Pacheco Pulido (✞), reconoció la importancia del rescate ciudadano.

Aunque el gobierno no tenía fondos para salvar la laguna, todo fue iniciativa de la comunidad.

NH: Entonces, ¿fue la comunidad quien tomó la iniciativa?

SM: Exactamente. La lucha no solo fue contra el abandono del gobierno, sino también contra grupos que querían apropiarse del espacio.

Verónica y los vecinos lograron que la laguna se reconociera legalmente y se detuviera su destrucción.

En 1987 se estableció su custodia legal y, años después, se ganó un juicio federal para garantizar que se respete su carácter de espacio natural.

NH: Pero no fue solo una lucha contra el abandono gubernamental, ¿verdad?

SM: No, también había intereses muy fuertes de grupos organizados que querían adueñarse del espacio.

En los años 80, el mercado Zapata y sus alrededores estaban dominados por la organización 28 de Octubre, encabezada por Simitrio.

Esta unión controlaba taxis, microbuses y vecindades. La laguna les pareció el lugar perfecto para construir un paradero de combis.

Fue en una de esas reuniones tensas cuando ocurrió algo inesperado: Simitrio tuvo la inteligencia de ceder ante la laguna.

NH: Cuénteme esa historia, me parece fascinante.

SM: Verónica fue al ayuntamiento a pedir una cita con el presidente municipal. Allí, en la antesala de su oficina en el Palacio Municipal, se encontró con Simitrio, justo unos meses antes de que lo encarcelaran.

Él venía con su gente, seguro de que su plan para quedarse con la laguna se concretaría. Pero Verónica no se achicó.

Le explicó que la laguna no era un terreno baldío, sino un espacio natural que debía conservarse.

Y ahí pasó algo inesperado: Simitrio, el líder de una de las organizaciones ciudadanas más grandes de la ciudad, se quedó callado, pensó y se dio cuenta de que su “proyecto” era una tontería.

Al final, cedió para no ser un obstáculo en el rescate de la laguna. Simitrio entendió que la laguna no era solo un charco de agua; era parte de la memoria de la ciudad.

NH: ¿Cómo se ha financiado la conservación de la laguna?

SM: Principalmente con donativos de la gente. Todos los días, los visitantes aportan una cuota simbólica de diez pesos, lo que permite pagar al personal encargado del mantenimiento.

También ha habido donaciones para proyectos específicos, como la instalación de regaderas ecológicas, cuyo costo supera los 70 mil pesos cada una.

NH: A nivel ecológico, ¿qué cambios han ocurrido en la laguna desde su rescate?

SM: Antes solo había unos cuantos eucaliptos, que son árboles invasivos. Con el tiempo, se han plantado especies nativas, y ahora contamos con alrededor de 87 ahuehuetes.

Se han registrado aves y flora diversa, lo que demuestra que el ecosistema se ha recuperado. Cada árbol tiene su registro y hasta códigos QR para su control.

NH: ¿Por qué cree que en Puebla no hay una cultura fuerte de reforestación, como sí ocurre en la Ciudad de México?

SM: En la Ciudad de México, cada colonia, sin importar si es rica o pobre, tiene árboles. Aquí en Puebla, la gente tala para evitar que las ramas interfieran con los cables o porque no quieren barrer hojas.

Hace más de 40 años se intentó una campaña de reforestación en las colonias, pero fracasó y hoy todos pagamos las consecuencias. La mentalidad debe cambiar.

NH: Después de todo este esfuerzo, ¿cómo imagina la laguna en el futuro?

SM: Si seguimos cuidándola, será un oasis en medio del caos urbano. Pero si la descuidamos, corremos el riesgo de perderla. La conservación no es solo responsabilidad del gobierno, sino de todos.

NH: Finalmente, ¿qué le gustaría que sintieran las personas al visitar la laguna?

SM: Que experimenten paz y conexión con la naturaleza. Que se den cuenta de que este espacio no es un lujo, sino una necesidad.

Un legado que debe perdurar

Puebla es una ciudad de contrastes. Mientras el concreto avanza implacable, sepultando ríos y lagunas, hay quienes se resisten al olvido.

EL RESCATE DE LA LAGUNA DE SAN BALTAZAR
Laguna de San Baltazar

En medio de ese paisaje de caos urbano, la Laguna de San Baltazar sobrevive como un milagro, pero no por obra del destino, sino por la voluntad de su gente.

La Laguna de San Baltazar es más que un cuerpo de agua, es un símbolo de lo que una comunidad puede lograr cuando se une por una causa.

Su historia es un recordatorio de que la preservación de los espacios naturales no depende únicamente del gobierno, sino del compromiso de quienes los habitan.

De acuerdo con un informe publicado en Mundo Nuestro (www.mundonuestro.mx) la Laguna de San Baltazar es una importante área verde urbana de 13 hectáreas y con más de 3400 árboles de especies en su mayoría americanas.

El futuro de la laguna sigue en manos de la ciudadanía. La pregunta es simple, pero crucial: ¿seremos capaces de protegerla para las próximas generaciones, o permitiremos que el abandono y la indiferencia la condenen al olvido?

El tiempo tiene la respuesta. Y nosotros, la responsabilidad.

https://x.com/Nakachi_Mx

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