EL PAÍS DEL PRESIDENTE / LUMINISCENCIA
04/09/2024
El país del Presidente / #Luminiscencia
El país del presidente existe sólo en su imaginación. Ese donde hay bienestar, un sistema de salud de primer mundo y una economía, por decir lo menos, ejemplar. López Obrador ha mentido durante todo su sexenio.
La «mañanera» ha sido sólo una caja de resonancia para imponer su verdad, sus otros datos. Mientras eso ocurre, el país cierra con un deterioro institucional nunca antes visto y con promesas tiradas en el basurero de la historia.
¿Ya se nos olvidó acaso que la gasolina sigue costando veinticinco pesos el litro y no diez como lo prometió en campaña?, ¿a casó olvidamos la promesa de pacificar el país y regresar los militares a sus cuarteles?, ¿se borró tan pronto de nuestra memoria aquella audacia de que la economía crecería al cuatro por ciento anual?, y ni qué decir, precisamente, de ese sistema de salud danés que tanto prometió, ¿de verdad así deja los hospitales y clínicas del sector público?
La realidad supera la ficción del presidente. La realidad lo tunde con dureza al final de su sexenio.
Los miles que aún simpatizan con su gobierno y sus formas, o reciben un apoyo económico o se han beneficiado por la llamada Cuarta Transformación: con un contrato, con una candidatura, con una posición en el gobierno o con el perdón absoluto de la justicia.
Sin embargo, el país atraviesa una crisis sin precedentes, en seguridad, en sus finanzas internas, en su democracia y en el modelo político que venía consolidándose en las últimas décadas.
¿De verdad con el salario mínimo de hoy le alcanza más a los mexicanos?, los más de 190 mil muertos que aderezan el final de su sexenio, ¿son diferentes a los 150 mil de Peña Nieto o a los 120 mil de Felipe Calderón?, ¿las escenas de pacientes esperando por una cama o el desabasto de medicamentos en los hospitales, son ajenos a ese sistema de primer nivel que presume el titular del Ejecutivo?
López Obrador se irá en unos días a su rancho en Tabasco. Dejará tras de sí decisiones políticas y económicas que afectarán a las futuras generaciones.
Los montajes y espectáculos bochornosos de las conferencias matutinas, a las que se prestaron influencers y medios de comunicación pagados, serán recordados como un ejercicio burdo de propaganda, con el cual el presidente dictó agenda, atacó periodistas y linchó en la plaza pública, a quien se atrevió a cuestionar su palabra.
El presidente se irá creyendo en su mentira de país y en la ilusión de ser un profeta, un caudillo, el artífice de una etapa de la historia nacional, que lejos quedó de las grandes transformaciones sociales y políticas a las que él se refiere.
Su etapa, más bien, pasará a la historia nacional como el preludio de la destrucción de la República, el Estado de Derecho y la democracia moderna. El tiempo lo pondrá en justo lugar.
