«Confluencias y transfiguraciones del Taller de Ramón Durán» #CulturaSobreRuedas

34 artistas en una exposición testimonio de que el arte de imprimir también es crear.

- La exposición presenta el trabajo del editor y productor gráfico Ramón Durán Rivas, cuya complicidad por más de 40 años suma a las obras creadas con 34 artistas un resultado de unión y transformación en cada grabado, gráfica y monotipo. El título une la influencia del artista con el grabador, dos conocimientos en el proceso de creación, el resultado es lo veremos en esta muestra.
- Sus prensas han sido testigo de la creación compartida con creadores como Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Arturo Rivera, Flor Minor, Gabriel Macotela, Irma Palacios, Daniel Lezama, René Freire, Gustavo Monroy, Francisco y Alberto Castro Leñero, entre otros. «Desarrollar la técnica es la influencia del grabador en la obra de arte» dice Durán.
- La muestra reúne artistas fundamentales de las artes visuales del siglo XX y XXI. La inauguración será el sábado 12 de abril a las 13 horas en el Complejo Cultural Los Pinos, Cabaña 1 (Molino del Rey. Bosque de Chapultepec. 1 Sección. Miguel Hidalgo. CDMX).

«Confluencias y transfiguraciones del Taller de Ramón Durán» es una exposición que reúne 65 obras trabajadas por Ramón Durán Rivas con diversos artistas, dando como resultado grabados de complicidad en unión y transformación con la labor de este editor y productor gráfico, que suma una experiencia de más de 40 años.
La muestra, que reunirá 34 artistas fundamentales de las artes visuales del siglo XX y XXI, bajo la curaduría de Fernando Gálvez de Aguinaga, será inaugurada el sábado 12 de abril a las 13 horas en la Cabaña 1, del Complejo Cultural Los Pinos (Molino del Rey. Bosque de Chapultepec. 1 Sección. Miguel Hidalgo. CDMX), y podrá visitarse hasta el 18 de mayo de 2025.
Las prensas de Ramón Duran son testigos de la creación compartida con creadores como Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Arturo Rivera, Flor Minor, Gabriel Macotela, Irma Palacios, Daniel Lezama, Patricia Sánchez Saiffe o Francisco y Alberto Castro Leñero, dejando ver en el resultado que el arte de imprimir es también es el arte de crear.
La exposición es una antología generada en su taller que reúne grabado, gráfica y monotipo de artistas fundamentales y emergentes de las artes visuales del siglo XX y XXI, en la que están obras de Alberto Castro Leñero, Arturo Rivera, Axel Rayón, Celeste Bejarano, César Oropeza, César Villegas, Cristina Estrada, David Crivelli, Daniel Lezama, Dorian Soto, Eduardo Ángeles, Elena Manero, Eric Pérez, Francisco Castro Leñero, Filogonio Naxín, Flor Minor, Gabriel Macotela, Gerardo Rivera Kura, Gustavo Monroy, Héctor de Anda, Iza Mendoza, Irma Palacios, Julián Madero, Marcos Castro, Margarita Chacón, Mr. Alc, Ms. Self Destruct, Olinka Domínguez, Octavio Moctezuma, Paulina Jaimes, Patricia Sánchez Saiffe, René Freire, Santiago Robles y Sergio Sánchez Santamaría.
El título de la muestra Confluencias y transfiguraciones busca unir la influencia del artista con el taller y hacer una transfiguración por medio de los dos conocimientos en el proceso de creación de dos oficios.
Ahí está la relación entre artista y el taller: «El artista crea su idea, su poema, manifiesta lo que él quiere decir, y luego se puede olvidar de cuál es el proceso, porque eso lo llevo yo, ahí están las dos influencias y aparece la transfiguración: el resultado es lo que obtenemos.
Quien tiene que desarrollar los detalles y técnica es el taller, el resultado es la transfiguración de las dos influencias» apunta Durán.
«La exposición es una selección realizada por el reconocido curador Fernando Gálvez, con la idea de presentar una sección del taller, luego habrá otras propuestas.
En estas obras veremos una secuencia entre lo abstracto, lo surrealista o lo figurativo, por supuesto hay piezas que van muy relacionadas, pero con un paso diferente en la manifestación de las técnicas con la finalidad de mostrar los diferentes procesos: punta seca, litografía en piedra, aguafuerte, aguatinta o el azúcar, que es una técnica muy suelta que normalmente la usa Macotela, Francisco Castro Leñero, Irma Palacio, y Flor Minor; en cada obra el desarrollo de la técnica es muy importante» cuenta en entrevista Durán.
«Desarrollar la técnica es la influencia del grabador. En el aguafuerte se barniza la placa, se calienta, se hace duro el barniz, el artista raya y descubre el cobre que es dónde va a atacar el ácido, dependiendo la intensidad del trazo son los efectos o las líneas; pero el artista no tiene que lavar la placa en ácido, solamente se enfoca en hacer el trazo, tallar el metal o la madera, él trae una idea y juntos vamos tomamos la decisión de qué técnica debemos desarrollar.
Dependiendo la intensidad, menos tiempo más clara la línea, más tiempo más fuerte; el aguatinta que se maneja con resinas, nos da líneas; la resina llena una parte; la azúcar se descubre y en la placa se mete el ácido que definen las tonalidades.
Ahí entra el taller, me encargo de ponerle barniz a la placa, meterla el tiempo justo al ácido, preparar los materiales, las herramientas, lo que se necesite para hacer el progreso de la transfiguración y sacar las impresiones, llevar el proceso y darle seguimiento hasta llegar al punto final», abunda.
Con su taller independiente Ramón Durán ha logrado una carpeta con más de 60 artistas que han asistido a trabajar con él durante el tiempo necesario para lograr lo que ambos desean hacer.
Esta exposición es solo un fragmento del trabajo que se ha realizado en el taller de Ramón Durán, promete que luego vendrán otras exposiciones para mostrar otra parte de la función su taller donde los artistas son libres de plasmar lo que quieren: «Normalmente no hago carpetas temáticas, no les propongo un tema, los invito a trabajar en el taller para hacer lo que ellos quieran», dice.
La gráfica, para Durán, es un poema o también la manera de manifestarse, de mostrar inquietudes como protestas, cuestiones sociales, inquietudes en las que el artista encuentra la manera de decirlo.
Y suscribe lo que decía el argentino Antonio Seguí: «el grabado es una forma de democratizar a la gente», por medio de la gráfica se puede manifestar cualquier inquietud social y política como lo hemos visto también a través de la historia de la gráfica.
Una de las primeras litografías que realizó Ramón Durán como impresor fue de Francisco Toledo con la pieza llamada «La Cenicienta» que se logró a tres piedras; la segunda fue «La Hoja», una de las obras más reconocidas de Toledo en la técnica de la gráfica.
Fue el maestro impreso Andrew Vlady, a quién Durán le había pedido trabajo, con quién inició este oficio que le fascinó para siempre. Entonces tenía 16 o 17 años y comenzó a imprimir obras con otros maestros como Rufino Tamayo o Francisco Zúñiga.
Ser grabador es el oficio en dónde Durán se siente cómodo, en su trayectoria ha realizado apenas dos o tres piezas personales: «He intentado hacer obra, aprendo de los artistas que vienen al taller, su manera de componer, sus trazos, trato de asimilar y normalmente caigo en el sentido del artista que está en turno, se me pega querer hacer lo mismo.
En cambio, me siento seguro cuando estoy imprimiendo, cuando desarrollo una colaboración con un artista y puedo opinar, sugerir con toda la certeza».
«Un grabado es la colaboración de dos oficios: la parte técnica de grabar en la placa y lo que realiza el artista con su tema. He adquirido la sensibilidad de poder entender qué es lo que quiere el artista o a dónde quiere ir, hacerle sugerencias.
Algo que he desarrollado tanto que muchas veces hacemos monotipos, que es prácticamente es una pintura, el monotipo se trata de manifestar efectos con su debido control, he aprendido a controlarlos fielmente en lo que se realizan en la placa, esto me ha ayudado ha hacer no un monotipo sino serie de monotipos con importantes artistas», concluye.