¿QUÉ GANÓ CLAUDIA? / LUMINISCENCIA
¿Qué ganó Claudia? / #Luminiscencia
Tras el impasse en el tema de los aranceles, muchos de los voceros oficialistas se ufanan en adular la «capacidad negociadora» de la Presidenta Claudia Sheinbaum para aplazar la entrada en vigor de los mismos.
Además de la prórroga de treinta días para detener lo que a todas luces hubiera sido un golpe tremendo para nuestra economía, yo me pregunto: ¿qué ganó Claudia?
Primero, es necesario reconocer el desastre que heredó de su mentor, López Obrador. «Hugs not bullets«, como lo califican en Estados Unidos.
Sin embargo, la pasividad del gobierno anterior no es lo más grave. La colusión de diversos actores políticos con el narcotráfico, lo es.
Para muestra, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, cuya campaña electoral se dice, estuvo financiada por el Cártel de Sinaloa.
Recordemos también que el propio Departamento de Estado de los Estados Unidos sostuvo en un informe filtrado a diversos medios de aquel país, que bajo auspicio del gobierno mexicano de AMLO se registró un crecimiento del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y del Cártel de Sinaloa.
¿Qué ganó Claudia entonces?, si en una lógica ganar-ganar debería haber beneficios para ambas partes.
La herramienta de presión dio resultados. Trump obtuvo diez mil elementos de la Guardia Nacional para patrullar la frontera con México.
¿Y nosotros?, pues por lo pronto treinta días, repito, de respiro ante la imposición de aranceles.
Sí, la titular del Ejecutivo actuó con templanza. Incluso ante el señalamiento directo de un pacto con los cárteles, apeló a la paciencia. Pero de ahí a sostener que salió victoriosa de este capítulo hay un mundo.
La herramienta de «negociación» benefició a Trump, como ocurrió en el sexenio anterior. En ambos casos, nuestro país tuvo que corregir el desastre de sus fronteras y el flujo migratorio proveniente de Centroamérica.
¿Qué ganó Claudia? si la Guardia Nacional se encarga ahora del «trabajo sucio» de Estados Unidos. La mexican border patrol es una realidad gracias a la amenaza de los aranceles.
La presidenta compró tiempo, es todo. Acató la orden del despliegue militar y del combate contra el tráfico de fentanilo, que por cierto venía negando en los primeros meses de su administración.
El problema, como de costumbre, es que para los actores del partido oficialista todo lo que hacen es producto de la soberana voluntad del «pueblo» o de alguna iluminación superior que nadie entiende.
Pero los problemas están ahí y la incapacidad para atenderlos también.
Es claro que el Estado Mexicano, bajo el esquema de los tres últimos gobiernos, no ha podido con el tema de la violencia y el narcotráfico.
Negarlo es un acto irresponsable y de gran inocencia, aunque en mi pueblo le dicen de otra forma.
